Nuestra vida es un aprendizaje constante. A veces creemos que solamente los niños pequeños pueden aprender cosas nuevas, pero debemos ser conscientes de que cada una de las cosas que nos suceden en nuestro día a día pueden tener un impacto directo en nosotros, haciendo que se desencadenen otro tipo de acontecimientos, los cuales pueden ser o no planeados.
En muchas ocasiones, aquello que teníamos planeado hacer no nos sale de la manera en la cual deseábamos y esto nos puede generar cierta frustración. Decimos entonces que hemos cometido un error, ya que hemos realizado una actividad esperando un fin que no ha sido el que ha sucedido al final. Sin embargo, no siempre podemos controlar todo lo que nos rodea y depende de muchos factores que obtengamos los resultados deseados en todo momento.
Puede ser que nosotros mismos no hayamos calculado bien la envergadura de este hecho, lo que nos puede haber llegado al mal resultado, con indiferencia del resto de factores. Llamamos a este fallo entonces error, considerando que ha sido nuestra culpa que no haya funcionado como teníamos en mente. Muchos podrán llegar a frustrarse frente a esta situación y bloquearse, sin darse cuenta de que los errores cometidos son siempre una oportunidad para aprender y poder aplicar estos conocimientos en el futuro, de manera que podamos evitar dichos errores y podamos conseguir, con paciencia y esfuerzo, los resultados deseados en primera instancia.
La importancia de creer en uno mismo
La mayoría de gente que se frustra ante los errores suele ser aquella que tiene poca confianza en sí misma. Personas cuya autoestima puede haberse visto dañada y tengan una visión muy baja de su propia persona. Por eso, es esencial comprender que todo el mundo comete errores y que no haberlos cometido significa no haberlo intentado. En ocasiones es mejor lanzarse y ver qué pasa, siempre y cuando no dañe a la persona que comete la acción ni a los que están a su alrededor. De lo contrario se quedaría uno con las ganas de saber qué habría sucedido. En el caso de que el resultado sea un error, dicha persona sabrá que esta acción quizás no sea la más adecuada, pero al menos tendrá constancia de ello por haberlo intentado y, en un futuro, podría volverlo a intentar de otra manera, sabiendo que esta no funciona.
Por otro lado, la inseguridad puede llevar al miedo al fracaso. Existen personas que quieren controlarlo todo a cada instante. Esto hace que vivan con mucha ansiedad y que cuando las cosas no suceden como les gustaría su mundo se tambalee. Por este motivo quizás no se atreven a realizar nuevas acciones en su día a día, por miedo a cometer errores. Pero de este modo no están viviendo al cien por cien y no están disfrutando de la vida como se merecen. En el momento en el que comprendan que cometer errores es vital para aprender cosas nuevas y avanzar en la vida podrán ir perdiendo este miedo y la ansiedad que puede que viaje con ellos en todo momento.
La teoría del ensayo-error
La mayoría de cosas que aprendemos en la vida, desde que somos pequeños, lo hacemos a través de la teoría del ensayo-error, es decir, que probamos de hacer algo y si nos sale bien sabemos que es beneficioso o que tendremos éxito si realizamos dicha acción de este modo, pero si nos sale mal aprendemos que esta no es la manera más indicada de hacerlo. Cuando somos pequeños, al igual que de adultos, las personas que nos quieren puede que nos den consejos y nos digan qué debemos hacer, pero en la mayoría de los casos, no es hasta que cometemos el error nosotros mismos que vemos por qué era aconsejable hacerlo o no del modo indicado por los demás.
Así pues, en muchas ocasiones es importante que nosotros mismos probemos algo, nos arriesguemos, con tal de ver si funciona o no. En caso de que el resultado sea un error, no debemos tomárnoslo como una derrota, sino que gracias a la teoría del ensayo-error a veces conseguiremos los resultados deseados y en otras aprenderemos de nuestro propio fallo. Lo esencial es comprender que el error es simplemente un hecho que no ha salido como se esperaba, pero nunca un fracaso.
Nadie tiene una vida perfecta y todos hemos tenido que realizar muchas acciones que no han salido como deseábamos a la primera, pero gracias a estos errores hemos podido seguir intentándolo, buscando nuevos caminos para conseguir los objetivos deseados y, con paciencia y constancia, consiguiéndolos a la larga. Porque el camino del éxito no es una línea recta, sino que tiene muchas curvas y es preciso saber que los errores te ayudarán a ser mejor, encontrar nuevos caminos, y aprender qué es lo que no funciona y lo que no deberías volver a hacer en el futuro para ser feliz como te mereces.