El cáncer es, para muchos, la enfermedad más temida del mundo. No es solo por la tasa de mortalidad a largo plazo que tiene, sino también por el gran desconocimiento que hay en torno al mismo; se cree que cuando hay un diagnóstico de cáncer, esto quiere decir que la muerte es segura. Mas nada más lejos de la realidad. Los avances científicos que se dan en la actualidad son tales que es mucho más sencillo que antes afrontar una enfermedad de este tipo. Aún así, todo el afrontamiento de la enfermedad es bastante complicado; desde el momento del diagnóstico en sí hasta la quimioterapia y todo el tratamiento que provenga después. Hoy nos vamos a centrar en ese primer momento: el momento del diagnóstico, y la necesidad de digerir la noticia que proviene después.
Si te acaban de diagnosticar cáncer, independientemente del tipo, ya sabes de sobra que lo primero que sobrelleva este pensamiento es "¿por qué a mí?". Es la pregunta más común, y es lo que prácticamente todos los pacientes piensan en un primer momento, así que no te preocupes. Es normal sentir miedo, sentir tristeza e incluso ansiedad; que no te engañen, si bien es cierto que necesitarás ser fuerte, también puedes aceptar y comprender todos estos sentimientos, porque forman parte de ti. Tener miedo al dolor, al posible desenlace... ¡No hay nada más humano que eso! Tendrás días buenos, días malos y días increíbles, y si bien disfrutarás los segundos y los terceros, también querrás llorar en los primeros, y no pasará absolutamente nada.
Así pues, el primer paso es aceptar que eres humano y que, como tal, tienes miedo de lo que pueda pasar si enfermas gravemente. Tus emociones forman parte de ti, y debes abrirte a ellas para que tú puedas controlarlas, y no te controlen ellas a ti. Suena mucho más fácil de lo que es, pero para ello podrás contar con un equipo de psicología específico en el hospital en el que te estés tratando, que sabrá darte todo el apoyo necesario. No dudes en pedir ayuda: es normal que la necesites.
Los médicos no son tus enemigos
Tras haber asimilado lo mejor posible la noticia, debes comprender, a su vez, que todo el equipo médico que te rodea trabajará única y exclusivamente para mejorar tu salud y conseguirte un futuro. Colabora con ellos en todo lo posible, trata de comunicarte de la mejor forma que sepas y, sobre todo, no les ocultes información. Si algo te duele, te molesta, o notas algún síntoma secundario, por muy pequeño que a ti pueda parecerte, házselo saber. Nadie mejor que los profesionales para gestionar cualquier problema derivado con tu salud.
Deberás confiar en ellos, entender que van a ser parte de tu entorno durante algún tiempo. Cuando todo acabe, podrás decirles adiós si es lo que realmente te apetece. O podrás visitarles y tomar café con ellos. Eso será algo que decidirás más adelante.
Intenta hacer de tu estancia en el hospital, y de tu afrontamiento del cáncer en general, lo más agradable posible. ¡Por supuesto que no será agradable! Un cáncer jamás es algo bonito, pero no tiene por qué ser el fin de tu mundo, ni a nivel físico ni a nivel psicológico. Tu cuerpo se encargará de la parte más material, pero tú debes encontrarte con la fuerza suficiente como para hacer frente a la parte mental; solo trabajando en equipo conseguirás que todo acabe.
Muchos especialistas han comentado, tras trabajar con enfermos de cáncer, que el afrontamiento de la enfermedad es mucho más duro que la enfermedad en sí misma. Porque puede que los tratamientos a veces sean dolorosos, pero si te encuentras estable psicológicamente te será más sencillo continuar con todo.
Rodéate de todos tus amigos y familiares
Además de apoyarte en el equipo médico, también es bueno que sea tu círculo más cercano el que te ayude con el afrontamiento. Necesitas, en estos momentos más que nunca, que te quieran, te apoyen y te comprendan. Y nadie mejor que tus amigos y familiares para hacerlo justo como te mereces. Pero, además, debes ser capaz de comprenderte a ti mismo. Es fundamental que cuentes con un tratamiento psicológico en todo momento, puesto que las secuelas emocionales que una enfermedad así puede dejar es muy importante.
Si ves que alguien de tu familia se hunde, trata de entenderle: tu situación es difícil, pero la suya también. Al igual que tú tienes miedo, esa persona también lo tiene, con el añadido de que sabe que no puede hacer absolutamente nada por ayudarte, porque eso es algo que solo depende del tratamiento médico y de la evolución del propio cáncer en sí. Tendréis que luchar juntos, codo con codo, para así poder superar todos los problemas que posiblemente llegarán.
Infórmate, exprésate y cuídate
Para saber a qué tendrás que enfrentarte, lo mejor que puedes hacer es tratar de informarte todo lo posible sobre tu enfermedad, sobre lo que esta implica y todo el proceso que tendrás que vivir. Seguramente eso te relaje, porque serás capaz de verlo como lo que realmente es: el tratamiento contra una enfermedad. Pero no indagues por ti mismo en blogs de internet que puedan ser poco fiables; o bien busca fuentes que puedas contrastar, o bien acude directamente a tu equipo médico, que seguro estará dispuesto a ayudarte en todo lo que necesites.
Pero, además, debes procurar expresar todo lo que sientas: di si estás triste, si tienes miedo, si estás enfadado. Esto no es una señala de ser débil, sino de ser humano. Puedes escribir, puedes dibujar, puedes hablar con alguien que te resulte de confianza, o puedes simplemente escuchar música y reflexionar, si es que prefieres eso. Estas son formas de cuidar de ti mismo, y serán fundamentales para encontrarte a gusto en tu piel en un momento tan crucial. Además, procura disfrutar todos los días de algo, aunque sea algo pequeño. Una comida, un programa de televisión, una persona querida... Quiérete, porque te lo mereces. Y si ves que necesitas algo de los demás, trata de comunicarlo de la mejor forma posible.
Y, sobre todo: no te dejes llevar por el pánico. Si ves que este puede contigo, pide ayuda, cuéntalo, no tengas miedo. El cáncer tiene cura a día de hoy.