Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Nos gusta vivir en grupo y tener relaciones sociales con tal de ser felices. Por eso, es muy importante saber cuidar de las personas que te quieren y te rodean, con tal de poder disfrutar de su compañía, sintiéndonos cómodos y felices en todo momento. Saber mantener estas relaciones sociales implica controlar ciertas emociones y saber gestionar los comportamientos, de manera que se puedan evitar conflictos y la convivencia sea agradable para todos.
Educación y convivencia
En el caso de los padres, la buena educación de sus hijos les ayudará a conseguir que sean adultos con los que se pueda tener relaciones sociales con facilidad en el futuro. El mundo puede llegar a ser hostil en ocasiones y no siempre se podrá estar contento con todo el mundo, pero depende de uno mismo saber cómo gestionar las emociones y solucionar los problemas con los demás, con tal de tener una buena relación con la mayoría de personas posible.
Sin embargo, es imposible tener una excelente relación con todos aquellos que nos rodean. Siempre habrá alguien que sienta o piense de un modo distinto al tuyo. En estos casos lo mejor será intentar tener una relación cordial, sin forzar caerle bien a esa persona o que tú mismo cambies de opinión sobre ella. Simplemente, acepta que no siempre podrás caerle bien a todo el mundo y al contrario, pero que sí puedes tener una relación educada con esa persona, sin albergar sentimientos negativos que puedan hacerte daño, algo que será esencial si esa persona forma parte de tu grupo de amigos, compañeros de trabajo o de familia y no puedas evitar cruzarte con ella en más de una ocasión.
Causar una primera buena impresión
Cuando conocemos a alguien por primera vez, inconscientemente, nos formamos rápidamente una imagen mental de cómo será esta persona, basándonos en sus rasgos físicos, su vestuario y su modo de hablar. Puede que nos recuerde a otra persona que hayamos conocido antes o que, sin querer quizás, lo etiquetemos en un grupo social u otro. Todo esto hará que de forma muy rápida e involuntaria nuestro cerebro nos ayude a determinar en el momento si esa persona nos cae bien o no.
En el caso de que creamos que no es de nuestro agrado es posible que, con el tiempo, podamos llegar a cambiar de opinión, pero deberán hacer un esfuerzo mayor para conectar con nosotros, ya que probablemente los hayamos calificado como personas que no nos gustan, por recuerdos de otras que pueden habernos hecho daño en el pasado. Por eso, es clave no intentar etiquetar a los amigos ni definirlos por su clase o grupo social. Cada persona es diferente, por lo que debemos intentar conocerla mejor antes de poder determinar si nos cae bien, puesto que en muchas ocasiones se puede dar el caso contrario, es decir, que por primera impresión nos caiga bien y después demuestre ser no tan buen amigo, compañero o amante como parecía ser en un inicio.
Así pues, causar una buena impresión no depende de ti al cien por cien. Hay un factor físico que no podremos controlar, como nuestros rasgos, pero sí por ejemplo nuestra vestimenta. Si quieres causar una buena impresión en una entrevista de trabajo quizás debas utilizar un vestuario acorde con esa situación, pero recuerda que con los amigos deberás ser siempre tú mismo. No adaptes tu ropa al gusto de los demás, porque si quieres que sean amigos de verdad deberán conocerte tal y como eres, respetando tus gustos y aficiones, como lo harías tú con ellos, para que podáis sentiros cómodos y felices en compañía.
Mantener y cuidar de relaciones sociales sanas
Si quieres tener unas relaciones sociales sanas con tus amigos, compañeros de trabajo, pareja o familiares es muy importante que te centres en ser feliz. Si transmites pensamientos o juicios negativos te será más difícil convivir en sociedad. Hablar mal de otras personas o hacer juicios de valor categóricos, sin intentar comprender a los demás o en creencia de tener la verdad absoluta, puede hacer que no caigas bien a los otros. Recuerda que alguien que habla mal de otra persona cuando no está presente, es muy probable que haga lo mismo contigo cuando no estás.
Cuando conozcas a alguien por primera vez intenta interesarte por esta persona. No seas demasiado insistente con las preguntas, pero sí deja que hable e interésate por él o por ella. Si no sabes que decir y dejáis largos silencios es probable que la situación sea incómoda y no os caigáis bien, pero si hablas demasiado (sobre todo sobre tu persona) es posible que la otra persona se sienta ignorada, dificultando que pueda llevarse una buena impresión sobre ti.
Si quieres mantener y cuidar de tus relaciones sociales deberás cuidar de tus amigos y hacer tiempo para ellos. Intenta también organizar planes y no dejar que sean los demás quienes lo hagan siempre todo por ti. Una amistad sana es aquella equilibrada, en la cual se puede hablar de todo con comodidad y se sabe que la otra persona estará incondicionalmente a tu lado cuando la necesites, tanto en los buenos como en los malos momentos. De esta manera podrás conseguir caer bien a los demás, aceptando que nadie es perfecto y que caerle bien a todo el mundo es imposible.