En la vida te vas a encontrar personas de todo tipo, las relaciones de apoyo son fundamentales para la salud emocional de las personas. Pero tratar habitualmente con personas que son difíciles de forma crónica puede ser incluso perjudicial para tu salud puesto que te causará estrés. Este estrés te hará esperar a nivel físico y emocional. En este sentido es buena idea que disminuyas o elimines las relaciones que están llenas de conflictos siempre que sea posible. Pero, ¿qué haces si la persona en cuestión es un miembro de la familia, un compañero de trabajo o alguien que de otro modo no podrías eliminar fácilmente de tu vida?
Si tienes a personas difíciles que están en tu vida y quieres aprender a tratarlas sin poner en riesgo tu salud física o emocional, entonces deberás tener en cuenta los siguientes consejos.
Conversaciones neutrales
Evita discutir temas personales, de religión, política u otros que puedan tender a causar conflicto con una persona difícil. Si la otra persona intenta involucrarte en una discusión que probablemente se convertirá en un argumento para tratarte mal, cambia el tema o abandona el lugar. Si no estás seguro de si tu estilo de conversación es demasiado asertivo o no lo suficientemente enérgico, deberás valorar tus habilidades sociales.
Acepta como es
Aceptar cómo es no significa que debas incluirle en tu vida todo el tiempo. Si no quieres romper la relación puedes verle de vez en cuando. El secreto está en aceptarle tal y cómo es, no intentes cambiarle, únicamente aprende a tratarle para evitar conflictos y poder tener una relación cordial. No entres en batallas innecesarias o banales, no merece la pena que pierdas tu tiempo y energía.
Cuando se trata con personas difíciles, no se debe intentar cambiarles porque solo te meterás en una lucha de poder interminable y agotadora. Os pondréis los dos a la defensiva y las críticas estarán aseguradas, por lo que se mejorarán las cosas. No te conviertas en una persona difícil de tratar, porque no merece la pena pasar por eso.
Tú tienes el control
Dicen que dos personas no discuten si uno no quiere, y en realidad esto es cierto. Es de sabios escoger bien las batallas y con las personas difíciles es mejor no batallar, simplemente alejarte porque son tóxicas a nivel emocional y solo te harán sentir mal.
Cambia tu respuesta hacia esa persona, porque tú tienes el poder y el control de la situación. Si sucumbes a sus provocaciones le estarás dando el poder de la situación al otro y también, le estarás dando el poder de tus emociones. No permitas que eso ocurra. Tú debes tener el poder de la situación y de tus emociones.
Por ejemplo, no sientas que debes aceptar un comportamiento abusivo solo por no batallar con una persona difícil, porque un comportamiento abusivo es inaceptable... Deberás usar la comunicación asertiva para poner los limites necesarios si la otra persona ha escogido tratarte de manera inaceptable. Si no hace caso a tus límites es porque no le importas lo más mínimo y en este caso es necesario que te alejes, si no puedes hacerlo físicamente por lo menos hazlo, emocionalmente.
Crea patrones saludables
Normalmente cuando existen problemas de relación es por culpa de la dinámica entre dos personas, en lugar de que una persona sienta que es mala de forma unilateral. Los patrones de comportamiento se repiten y la interacción se puede volver tóxica (una y otra vez, de forma reiterativa). Las personas se acostumbran a esta forma de comunicación negativa y se puede volver incluso, un hábito.
Cambiar la respuesta a este tipo de interacción es la clave para cesarlo. La otra persona se puede quedar sorprendida las primeras veces, pero pronto se romperá ese patrón enfermizo de comunicación tóxica.
Responder de una forma saludable puede mejorar tus posibilidades de formar un patrón más saludable. Necesitarás trabajar buenas habilidades de comunicación, empatía y asertividad para poder lidiar correctamente con los conflictos.
Ve lo mejor de cada persona
No es complicado si te fijas en cómo son las personas, no solo en sus partes malas si no también en sus partes. Sobre todo fíjate en tus familiares y concéntrate en ellos y en cómo también tienen partes buenas. Una parte importante para esto es desarrollar el optimismo y tus habilidades para cambiar de perspectiva siempre que sea necesario.
La otra persona se sentirá más apreciada por ti y podréis disfrutar más de vuestro tiempo juntos. Esa persona será un poco menos difícil a tus ojos y los conflictos disminuirán progresivamente, ¡merece la pena intentarlo!
Recuerda quién es la otra persona
Ver lo mejor de alguien es importante, pero no pretendas que los rasgos negativos de esa persona dejen de existir solo porque no quieras verlo. Recuerda por ejemplo, que tus secretos no debes contarlos a un chismoso, ni tampoco debes confiar en alguien que no confía en ti ni busques afecto en alguien que después no sepa devolvértelo.
Esto es parte de aceptar quienes son los demás. Sabes cómo son, y aprendes a cómo debes tratarles. No esperes cosas de los demás que no pueden darte y aprende a dónde están los límites entre ambos. Así evitarás decepciones y dolores innecesarios.
Ten una buena red de apoyo
Que una persona sea difícil no significa que todos lo sean, por lo que deberás tener una buena red de apoyo a tu alrededor. Personas que te dediquen su tiempo y su cariño todo el tiempo que lo necesites. Obtén y satisface tus necesidades con otros. Cuenta tus secretos a un amigo con el que puedas confiar y sea un buen oyente, escribe un diario para poder plasmar tus sentimientos... por ejemplo.
Puedes confiar en las personas siempre y cuando te demuestren que puedes confiar en ellos. Encuentra un buen terapeuta si lo necesitas. Esto te ayudará a ti y a la otra persona a sacar presión de la relación y a eliminar la posible fuente de conflictos. ¡Necesitáis vuestro propio espacio personal!
Con estos consejos podrás tener una relación más saludable con esa persona que es difícil de tratar sin tener que recurrir a los conflictos o a las situaciones emocionales tóxicas.