Cada vez es más común que conceptos clásicos de la psicología transciendan su ámbito de origen y comiencen a formar parte de nuestro día a día. Como ha ocurrido con las técnicas de mindfulness o la resiliencia, también ha llegado a la asertividad.
A continuación os señalaremos qué es y de dónde surge este término que suena tan complicado para terminar con algunas técnicas que permitan mejorar la asertividad.
Origen del concepto
La asertividad fue descrita por primera vez por Andrew Salter en 1949 quien la concebía como un rasgo de personalidad. En un primer momento se pensó como una característica que se tenía o no. Sin embargo, investigación posterior demostró que se trataba de una habilidad y que, como tal, no era tan estable sino que cabía la posibilidad de aprenderla y desarrollarla.
Wolpe y Lazarus la definieron, desde este nuevo enfoque, como "la expresión de los derechos y sentimientos personales". Esta capacidad estaría en todos de mejor o peor forma y a su vez se vería afectada por la situación. Así cualquiera podría ser muy asertivo en una situación y completamente incapaz en otra.
Por lo tanto, se trata de aumentar el número y diversidad de situaciones en las que se puede desarrollar una conducta asertiva y disminuir aquellas más hostiles. Pero... ¿Cómo? Continúa leyendo porque te contamos cuales son los pasos a entrenar para mejorar tu asertividad.
El guion para una comunicación asertiva perfecta
Tendremos una conducta asertiva cuando defendamos los propios derechos sin violar los ajenos. Además, esta conducta permite expresar gustos e intereses de forma espontánea, hablar de uno mismo sin sentirse cohibido, aceptar cumplidos, discrepar abiertamente, pedir aclaraciones y se puede decir "no".
Ya tenemos suficientes fuentes de estrés en el día a día como para que las relaciones interpersonales supongan un ambiente agobiante en lugar de uno agradable. La asertividad nos ayudará a experimentar una mayor relajación en nuestras interacciones.
Mira en tu entorno y a ti mismo y observa cómo son las conversaciones. En qué ambientes se es más agresivo o más pasivo, cómo se manejan las situaciones...
- Identifica las situaciones en las que quieres mejorar
Si lo haces con varias verás cómo cuánto más hostiles o más pasivas, más puntuarán en incomodidad.
- Toma conciencia de la situación en la que quieres cambiar tu conducta
Puede ser de ayuda escribir la escena, asegurándote de incluir quién es la persona implicada, cuándo tiene lugar la situación, qué es lo que te preocupa de esta, cómo la afrontas, qué temes que ocurra en caso de ser asertivo y cuál es tu objetivo.
Por ejemplo: Mi amigo Juan (quién), cuando nos encontramos después del trabajo para tomar una caña juntos (cuándo), generalmente no para de hablar de sus problemas con su madre (qué). Todo lo que hago yo es estar sentado a su lado e intentar interesarme por el tema (cómo). Si le interrumpo, temo que piense que no preocupo (temor). Me gustaría poder cambiar de tema y hablar a veces de mis cosas (objetivo).
- Hazte tu guion para conseguir el cambio de conducta
- - Expresar de forma cuidadosa derechos, deseos, necesidades y sentimientos. Definir el objetivo y tenerlo presente.
- - Señalar el momento y el lugar en el que discutir el problema (este punto no lo tendremos si se trata de un afrontamiento espontáneo).
- - Caracterizar la situación de forma detallada.
- - Adaptar los sentimientos a mensajes en primera persona, es decir, cambiar el "Eres un desconsiderado" por un "me siento herido". Es importante también unir el sentimiento a la conducta concreta. Por ejemplo, " Me sentí herido cuando te marchaste y no dijiste adiós" en lugar de un reproche como "me sentí herido porque fuiste desconsiderado conmigo".
- - Limitar mediante una o dos frases claras el objetivo. Es fundamental ser concreto y firme.
- - Acentuar la posibilidad de obtener lo que quieres, si cuentas con la cooperación del otro. Si es necesario puedes expresar las consecuencias negativas de la falta de cooperación (¡ojo! Porque no se trata de amenazar).
- No descuides el lenguaje corporal
- - Mantén contacto ocular con tu interlocutor.
- - Vigila que tu posición sea erguida.
- - Habla de forma clara, audible y firme.
- - No hables en tono de lamentación ni en forma apologista.
- - Para dar mayor énfasis a sus palabras, utilice los gestos y las expresiones del rostro.
- Aprende a evitar la manipulación
- - Disco roto: repite tu punto de vista con tranquilidad, sin dejarte ganar por aspectos irrelevantes (sí, pero... sí , lo sé pero mi punto de vista es...).
- - Acuerdo asertivo: responde a la crítica admitiendo que has cometido un error, pero separándolo del hecho de ser buena o mala persona (sí, pero olvidé de la cita. Por lo general, soy responsable).
- - Pregunta asertiva: incita a la crítica para obtener información que podrás utilizar en la argumentación (Entiendo que no te guste cómo actué, ¿qué fue lo que te hice para que te sintieras así?
- - Procesar el cambio: desplaza el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre ambos, dejando de lado el tema en sí (Nos estamos saliendo de la cuestión, acabaremos hablando de cosas pasadas. Me parece que estás enfadado).
- - Claudicación simulada: aparenta ceder terreno sin que sea así. Muéstrate de acuerdo con el argumento del otro pero no cambies de postura (es posible que tengas razón, no debería ser tan duro pero...).
- - Ignorar: ignora la razón de enfado de tu interlocutor y aplaza la discusión para cuando esté calmado (veo que estás muy enfadado, discutiremos luego).