La ansiedad se trata de un mecanismo que el cuerpo humano utiliza en determinadas situaciones para facilitar la actuación ante situaciones de peligro o críticas. Sin embargo hay momentos o personas que tienen más dificultad en lidiar con ella y en algunos casos puede llegar a suponer un problema grave para la salud física y mental del individuo. Es por eso que a lo largo de este artículo se descubrirán los tipos de trastorno que existen, sus riesgos y las situaciones en las que esta se desarrolla.
En circunstancias generales la ansiedad se genera cuando existe una situación de peligro, alerta o estrés en el entorno de la persona. Esto supone un arma de doble filo, dado en algunas circunstancias actúa como potenciador, es decir, pone al cuerpo en situación de alarma y facilita la superación del problema. Pero en otras efectúa el efecto contrario: un bloqueo parcial del individuo que puede llegar a inhabilitar a la persona que lo padece. Los peligros o trastornos de la ansiedad pueden ser de dos tipos: Físicos o mentales. Los físicos son los que a priori pueden tener menos peligro, siendo los mentales los que más favorecen el desarrollo de la ansiedad.
También el ritmo de vida elevado, las situaciones tensas en el ámbito laboral o una discusión fuerte con un ser querido pueden ser factores de riesgo que potencien la ansiedad. Una característica común a muchas de las personas que la sufren es la dificultad a la hora de explicarle a un tercero qué es lo que está sucediendo, si nunca se ha pasado por una situación similar no es un estado anímico fácil de comprender, por ello muchas de las personas que la sufren se sienten mayormente incomprendidos. Dentro del desarrollo de la ansiedad existen tres factores que la alimentan: Factores predisposicionales, factores activadores y factores de mantenimiento.
Predisposicionales
Se refiere a la facilidad que puede tener el propio individuo para, ante situaciones adversas, desarrollar comportamientos o actitudes propias de personas con trastornos relacionados con la ansiedad. Dentro de este grupo se integran todos aquellos factores relacionados con la personalidad, el carácter o la educación de la persona. Si uno se fija, son factores que de alguna forma se vienen desarrollando con el tiempo y por lo general son terceras personas las que ayudan a formarlos. Estos elementos no funcionan como catalizadores de la ansiedad en sí mismos, sin embargo, en posibles situaciones de ansiedad sí pueden suponer un factor agravante. Alguien con una personalidad menos positiva tendrá más fácil desarrollar situaciones de ansiedad.
Activadores
Dentro de los activadores comprendemos aquellos comportamientos, reacciones o situaciones que pueden funcionar como 'despertadores' de la ansiedad. Dado que la ansiedad, como se menciona anteriormente, viene originada en principio como un mecanismo de defensa, los factores activadores guardan una estrecha relación con la misma amenaza. La manera en la que un individuo concibe un problema propio es el primer paso de riesgo para el desarrollo de la ansiedad. Algunas de las mejores armas para luchar contra esto son el optimismo, el pragmatismo de cara a solucionar problemas y el saber cuando parar de castigarse a uno mismo.
En resumidas cuentas, los trastornos relacionados con la ansiedad se pueden producir por dos grandes razones: En primer lugar problemas derivados de no poder terminar procesos o actividades que el individuo considera cruciales, como no superar un examen o no poder evitar llegar con retraso a una cita importante. Por otro lado están las situaciones en las que la persona va en situación de riesgo condiciones que ya ha conseguido previamente, como por ejemplo perder el puesto de trabajo o enfermar de gravedad.
Mantenimiento
Esta clase de factores entran en juego cuando no se ha sabido tratar la situación de ansiedad y esta permanece atormentando a la persona, en algunas ocasiones puede derivar en trastorno. Una vez que entre los factores predisposicionales y los activadores surge el estado de ansiedad, si este se prolonga durante un tiempo y no es erradicado, puede llegar a causar patologías de índole más seria a la persona. Dentro de este apartado se encuentran todas aquellas estrategias que el individuo adopta con el fin de mejorar la situación pero, no consiguiendo eso, la agravan o la endurecen. Reciben el nombre de estrategias contraproducentes de afrontamiento.
Supone un error tratar de eliminar la ansiedad por completo de el organismo, ya que en muchos casos actúa como mecanismo de alarma que hace que las personas puedan relacionar a tiempo ante situaciones críticas. El objetivo a perseguir es lograr controlar los factores de mantenimiento para eliminar las cargas negativas de la ansiedad y recibir solo la parte beneficiosa.