Se acerca el verano y, como ya viene siendo costumbre sobre todo entre las chicas (aunque cada vez más entre los chicos), nos comenzamos a preocupar por nuestro aspecto físico de cara a la temporada estival.
A estas alturas del año entramos de lleno en lo que se conoce como operación bikini. Que comienza, normalmente, por arrepentirnos de habernos pasado con la comida en las pasadas fiestas o por haber priorizado ver películas mientras comíamos palomitas como modo de descanso frente a hacer deporte.
Este periodo del año para muchas personas supone un estrés añadido al que supone por sí mismas nuestras vidas tan ajetreadas y ocupadas. Comenzamos a darle vueltas a la necesidad de hacer dietas y deporte frenéticamente y esto tiene, indudablemente, un gran impacto emocional.
Las dietas
Sufrir ansiedad ante la comida, desgraciadamente es algo muy común y si nos proponemos una dieta sumamente restrictiva este malestar se acentúa aún más.
Estamos en plena primavera y nos damos cuenta de que no hemos cuidado nada nuestra alimentación. Entonces, queremos adelgazar rápidamente y nos sometemos a dietas con alimentos que no nos gustan y que nos aportan muchas menos calorías de las que estamos acostumbrados.
Mantener esto a la larga suele ser imposible. La motivación inicial desaparece rápido cuando nos enfrentamos a sensaciones continuas de hambre y el cansancio que suele traer asociado. La operación bikini podría incluso terminar peor de lo que empezó.
El ejercicio
Como complemento para adelgazar todo el mundo sabe que hacer ejercicio es indispensable. Como en el caso de la dieta, al comienzo de la operación bikini es normal que enfoques el comenzar a hacer deporte como algo que nos dará resultados inmediatos.
En nuestro estado de motivación inicial nos planteamos hacer un montón de actividad que en el mejor de los casos nos dará muchas agujetas y, en el peor, nos puede causar lesiones porque solemos intentar hacer más de lo que podemos o lo hacemos de modo incorrecto por desconocimiento.
Consejos para enfrentarse a la operación bikini
1. Pasa de las dietas restrictivas y plantéate comer bien como un estilo de vida.
Someter a tu cuerpo a una dieta restrictiva que no encaja en tu estilo de vida es totalmente contraproducente.
Lo es a nivel físico porque en cuanto vuelves a comer normal recuperarás los kilos perdidos o más (normalmente en forma de grasa).
También lo es a nivel psicológico y emocional. Por un lado, tenemos la sensación de hambre y cansancio que nos afectará emocionalmente y, por otro, los vaivenes en las dietas provocan que nuestras emociones ser regulen en torno a ellos.
Una alimentación sana y constante ayudará a que se estabilicen tu peso y emociones y, por tanto, también tu motivación para sentirte bien.
2. No uses la comida como escape emocional.
La ansiedad puede ser un gran enemigo cuando intentamos tener una alimentación saludable. Es normal que cuando estemos ansiosos, tristes o sintamos alguna otra clase de malestar nos refugiemos en alimentos procesados o con alto contenido calórico.
Buscar formas alternativas de enfrentar estas situaciones es la mejor opción para conseguir evitar los famosos atracones que, a largo plazo, nos traen aún más disgustos.
3. Sigue las pautas nutricionales básicas.
Estamos hablando de un cambio en el estilo de vida por lo que hay que empezar por los básico. Intentar comer cinco veces al día, de forma regular, utilizando los ingredientes típicos de la dieta mediterránea como son las frutas y verduras. Siendo también importante hidratarse bien.
Una buena forma de comenzar es intentar evitar los alimentos procesados y animarse a cocinar. No hace falta tener unas grandes habilidades y verás cómo lo hecho por uno mismo sabe mucho mejor.
4. Enfrentarse al ejercicio como algo progresivo.
Como la introducción de una alimentación más sana, el ejercicio debe introducirse de forma gradual. De no ser así, los fracasos se sucederán y nuestra motivación se irá a pique.
Debemos tener en mente siempre que hacer algo es mejor que no hacer nada. Adapta el ejercicio a tus sensaciones y no busques adelgazar de forma inmediata.
Además, ten en mente, que el ejercicio más que adelgazar lo que conseguirá poco a poco es fortalecer tu cuerpo. Se sentirás mejor poco a poco, más ágil y activo pero solo si lo conviertes en parte de tu vida.
5. El descanso también es importante.
Dormir bien es algo básico dentro de este estilo de vida saludable. Sin estar descansado no podremos enfrentarnos a la vida por muy bien que comamos o nos ejercitemos.
En conclusión, no se trata de sufrir la operación bikini ni de adelgazar. Ese cambio radical que nos planteamos a nivel emocional es poco saludable e imposible de mantener a largo plazo.
Plantéate un cambio gradual que complemente tu vida y te haga sentirte mejor en todos los aspectos. Al fin y al cabo el verano está para disfrutarlo y no solo para que los demás vean un cuerpo bonito.
¡Plantéate un cambio para ti y tu bienestar!