Controlar las emociones negativas es clave a la hora de disfrutar de cierto bienestar mental. Las emociones negativas son las que generan cierto malestar interno en las personas como es el caso de la tristeza, el miedo o la culpa. A pesar del malestar que provocan, son emociones que hay que comprender e identificar sin problema alguno. En el siguiente artículo te contamos qué debes hacer para controlar las emociones negativas de una manera óptima y adecuada.
Cómo se clasifican las emociones negativas
Las emociones negativas suelen provocar una serie de respuestas desagradables, dando lugar a diversos comportamientos:
Emociones básicas
Estos tipos de emociones serían las siguientes:
- Asco. Se produce esta emoción negativa ante un estímulo que provoca rechazo o repugnancia. La reacción inmediata suele ser el de evitar tal emoción.
- Miedo. Se siente esta clase de emoción al observar como puede llegar a peligrar la integridad física o mental. La respuesta propia del organismo es la de atacar, huir o quedarse totalmente paralizado.
- Tristeza. Se produce a causa de un sentimiento de insatisfacción o de pérdida. Ante ello se busca el consuelo o el desahogo con alguien del entorno más cercano.
- Ira. Esta emoción negativa procede de un sentimiento de frustración bastante importante. En este caso lo mejor es tratar y hacer frente a aquello que provoca tal malestar.
Emociones secundarias
En este grupo de emociones negativas se encuentran la soledad, la ansiedad o la apatía.
Cómo gestionar las emociones negativas
Todas las personas deberían saber gestionar las diferentes emociones. Sin embargo, la pobre formación recibida sobre el tema hace que mucha gente no sea capaz de identificar las emociones y gestionarlas de una manera óptima.
A la hora de controlar las emociones negativas, es importante tener en cuenta dos fases bien diferenciadas:
- En la primera fase se accede a las emociones.
- En la segunda fase se transforman y se usan para actuar de una manera u otra.
Primera fase: Accede a tus emociones
- Lo primero que hay que hacer es escuchar al cuerpo. Lo normal es que al experimentar algunas de las emociones negativas, el cuerpo reaccione de una manera u otra diferente. De esta manera, al sentir enfado el cuerpo se suele tensar o al sentir tristeza el cuerpo se queda sin apenas energía.
- El segundo paso consiste en sentir de manera plena la emoción. En otras palabras, es importante el aceptarla.
- El tercer paso el de poner palabras a la emoción negativa. El poder ponerle una etiqueta y una descripción te va a ayudar a separarte de la emoción y a que puedas controlarla.
- El cuarto paso consiste en saber identificar la emoción negativa que estas sintiendo.
- El último paso de esta fase consiste en identificar si la emoción en cuestión es saludable o si por el contrario supone un perjuicio para tu salud mental.
Segunda fase: transformar y usar las emociones negativas
- Lo primero de todo consiste en identificar de manera perfecta los pensamientos destructivos y la voz crítica de la emoción en cuestión.
- Lo siguiente que debes hacer es identificar la voz sana como respuesta directa a las emociones negativas. Lo que realmente importa es conseguir que la parte saludable pueda contactar con la emoción negativa. Un ejemplo de ello sería el de integrar la emoción de miedo en el de fuerza.
En definitiva, en el caso de sufrir emociones negativas como la tristeza, la rabia o la soledad es importante saber identificarlas y gestionarlas de tal manera que se pueda llegar a un cierto bienestar mental o emocional. El problema se produce cuando la persona no es capaz de gestionar y controlar tales emociones y se deja llevar por las mismas dando lugar a un sentimiento de infelicidad bastante importante.