Cuando una persona toma la decisión de asistir a terapia con un psicólogo ha pasado probablemente por un largo proceso, desde el comienzo del problema hasta su reconocimiento como tal. Una vez consciente del problema es posible que se muestre reticente para acudir a un especialista de la salud mental. No hay que olvidar que hasta finales del pasado siglo XX acudir al psicólogo o al psiquiatra era considerado un tabú, un tema del que las personas afectadas y sus familias se avergonzaban y del que no querían hablar.
Superadas estas barreras iniciales, sobre todo mentales y sociales, se pasa a otra fase, la elección del psicólogo. Con esta fase la primera pregunta que pasa por la cabeza probablemente sea: ¿cuánto me va a costar la terapia?
¿Qué debo tener en cuenta a la hora de elegir psicólogo?
Elegir psicólogo para acudir a terapia es una tarea difícil. Se trata de elegir a un profesional al que vamos a contar nuestros problemas y asuntos más íntimos, así que debe de ser alguien que nos inspire confianza desde el primer momento, y a ser posible, a buen precio. Por tanto, es importante hacer una búsqueda teniendo en cuenta nuestras exigencias y no elegir al primer psicólogo que encontremos.
No obstante, y aunque es un factor importante, el precio no debe ser el factor determinante de nuestra elección de psicólogo. Es importante no ver el precio de una consulta o lo que durará y costará la terapia como un gasto sino que hay que ver este gasto como una inversión para nuestro bienestar futuro, y el bienestar de nuestro entorno más cercano.
Lo que realmente hay que tener en cuenta a la hora de elegir a nuestro terapeuta es lo que sintamos estando con él o ella, es decir, si nos sentimos a gusto y predispuestos a hablar abiertamente sobre nuestros problemas. En este caso, la primera impresión que nos dé es la que marcará una decisión tan importante.
Debe ser una decisión bien meditada porque para que una terapia tenga los resultados deseados no es recomendable cambiar de psicólogo. Por tanto, y a no ser que existan motivos graves e irresolubles, el psicólogo elegido nos acompañará en todo el proceso de recuperación.
¿Qué determina el precio de un psicólogo?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que depende del lugar en el que residamos, tendremos unos precios u otros. Hay ciudades en las que la calidad de vida es más alta, y es evidente que los profesionales de cualquier ámbito tendrán unas tarifas acorde con las necesidades que impone la ciudad.
Pero aparte del lugar de residencia, existen otros factores que determinan el precio de una consulta del psicólogo. Sin duda, el factor más importante es su formación. Un profesional bien formado habrá obtenido unas competencias que no tendrán otros profesionales. En el campo de la psicología aparecen constantemente nuevas teorías, técnicas y terapias que poner en práctica, y un psicólogo bien formado estará siempre al día con las novedades de su disciplina para ofrecer un servicio más beneficioso para sus pacientes.
El tipo de terapia también determina el valor de la consulta. No es lo mismo una terapia de grupo que una individual, o las terapias de pareja o familiares. Ahora están ganando terreno las terapias en línea, a través de videoconferencias. La elección de la terapia más adecuada dependerá del psicólogo, teniendo en cuenta el problema que se le plantea para tratar. Así que dependiendo del tipo de terapia que se vaya a recibir, la consulta tendrá un precio u otro.
La duración de las sesiones de terapia es otra variable que influye en el precio final de la consulta. Puedes tener sesiones de 30, 45 o 60 minutos. Lo más habitual es comenzar con sesiones de una hora, y viendo el desarrollo del paciente y su evolución ir disminuyendo la duración y frecuencia de las sesiones. Pero siempre será una decisión tomada por el terapeuta.
Así pues, teniendo en cuenta estos factores, las consultas pueden oscilar entre los 40 o 45 y los 100 euros, aunque puede haber psicólogos con tarifas más caras. Tarifas más baratas es casi imposible encontrar en España. Muchos profesionales ofrecen la primera consulta gratuita, así facilita al paciente la elección sin gastar dinero durante la primera entrevista.
¿Qué pagamos con una consulta de psicólogo?
El precio de una consulta de un psicólogo puede resultar cara en un principio, pero como he dicho antes, es necesario verlo como una inversión para el bienestar personal.
Hay que tener en cuenta que no se paga solamente una hora de servicio. Un psicólogo bien preparado dará una atención personalizada, lo que quiere decir que antes y después de la hora de consulta realizará un análisis y estudio del caso particular, algo que se verá reflejado en posteriores consultas y en el progreso del paciente.
No hay que olvidar que la gran mayoría de psicólogos son autónomos, y tienen que pagar las cuotas e impuestos correspondientes, la seguridad social y además de las instalaciones para recibir a los pacientes, normalmente un despacho que acarrea otros gastos (alquiler, seguros, electricidad, agua...). Normalmente también pagará las cuotas del Colegio Oficial de Psicólogos y cursos de formación permanente siempre que lo vea necesario, los tests psicológicos... Los gastos son incontables, como los que pueda tener cualquier otra pequeña empresa.
Como ya he mencionado, el local o despacho en el que realizará las consultas es un gasto importante e imprescindible porque ese lugar de confidencias entre terapeuta y paciente tiene que ser un lugar tranquilo que cree una atmósfera de paz y armonía adecuada para los pacientes, ya sea trabajando con terapias individuales, terapias de pareja o grupales.
Teniendo todo esto en cuenta, resulta menos difícil ver lo que realmente pagamos cuando vamos a la consulta del psicólogo. Porque no solo valoramos todos sus años de estudio y esfuerzo, sino también la dedicación que hace de nuestro caso de forma personalizada y profesional, ya que trabajará para ayudarnos a mejorar y hacer que seamos capaces de resolver nuestros problemas.
Poniendo un precio inferior, su trabajo no sería posible porque sería incapaz de afrontar los gastos de su actividad profesional.