Las personas nos comparamos con otras casi sin darnos cuenta. La comparación social es una dinámica humana común que primero asoma cuando los niños son muy pequeños, en la época en que quieren cualquier juguete que esté en las manos de otro niño.
Esto gana ímpetu en la escuela primaria cuando los niños siguen las modas, y se nota cuando alguien no está viendo los mismos programas o jugando los mismos juegos que los demás. La escuela secundaria, el mundo de las marcas, la música popular, los grupos de amigos y el "miedo a perderse" es cuando la comparación social realmente se afianza. Esto nunca desaparece cuando la gente se concentra en ingresar a las mejores universidades, obtener mejores empleos, casarse alguien a quien sus amigos podrían envidiar, y construyendo una vida perfecta con ellos. Una vez que tenemos hijos, volvemos a unirnos al ciclo a través de ellos.
Cuando somos adultos también existen presiones sociales: comprar la apariencia física, el estado social, los elementos materiales e incluso las relaciones. Es un comportamiento humano natural y en principio sirve para vivir juntos como un grupo conexionado y ayudarnos a aprender unos de otros y evita que nos distanciemos demasiado. También nos ayuda a definirnos a nosotros mismos, a definir nuestra vida y a sentirnos bien. Aunque, por otra parte, también puede ser muy estresante y convertirnos en personas competitivas sin necesidad de serlo.
La comparación social
Hay dos tipos de comparación social:
-Comparación social ascendente. Se observa a las personas que se consideran mejor que nosotros en un intento de inspirarnos y tener esperanzas.
-Comparación social descendente. También se hacen comparaciones a la baja donde se observan a las personas que se cree que están peor que nosotros en un esfuerzo de sentirse mejor con nosotros mismos y de nuestra situación.
Estas comparaciones no siempre son malas, pero a veces pueden ser menos útiles de lo que se piensa que serán, y en ocasiones son realmente malas para la felicidad y niveles de estrés. Algunos de los factores que afectan si las comparaciones sociales son útiles o perjudiciales es la autoestima, los factores de estrés que ya se tienen en la vida y si las comparaciones son ascendentes o descendentes.
Las personas que tienen una mayor autoestima y menos factores estresantes en sus vidas tienden a mejorar con las comparaciones sociales. Por ejemplo, en términos generales, cuando hacemos comparaciones sociales a la baja y nos comparamos con aquellos que son menos pudientes, en general nos hace sentir mejor.
Sin embargo, aquellos que ya son altos en autoestima experimentan un gran obstáculo. Aquellos que tienen menos autoestima o que están experimentando mayores amenazas o estrés en sus vidas tienden a usar comparaciones descendentes más a menudo y esto puede levantar su estado de ánimo, pero no tanto como lo hace en aquellos que ya lo están haciendo mejor en estas áreas.
Las comparaciones sociales ascendentes -compararnos con aquellos que están mejor como una forma de inspirarse- pueden hacernos sentir justamente eso: inspirados. Si quieres hacer dieta, ponerte imágenes de personas con buen cuerpo puede motivarte. O si quieres mejorar tu negocio seguirás a personas que tienen un camino claro y que se parece al tuyo.
Si tienes una autoestima más baja o si has experimentado un revés en la vida, puedes sentirte peor si haces comparaciones ascendentes, puesto que tu estado de ánimo empeorará y tu estrés aumentará al no sentirte capaz de lograr tus objetivos.
Te tensas demasiado si te comparas
La comparación social viene de muchas formas diferentes. Cuando te reúnes con otras personas es posible que tiendas a compararte y que formes de forma casi inconsciente una especie de jerarquía, ya sea formal o no. Estas comparaciones ya sean a la alza o a la baja te puede hacer sentir mal y competitivo, algo que te causará estrés añadido en tu vida, ¡sin necesidad!
Las redes sociales
Las redes sociales han llevado la comparación social a un nivel extremo en los últimos años. Ves la mejor parte de la vida de otras personas y quizá te preguntes si lo que tú haces está bien o mal... si tu vida no tiene tanto sentido por no viajar tanto o por no ser el padre o la madre 'perfecto/a'. Comparas tu vida con los mejores recuerdos (editados) de otras personas... De cualquier manera, muchas personas encuentran que las redes sociales exacerban la comparación social de las peores maneras, haciendo que muchos de nosotros nos sintamos peor con nosotros mismos.
Si te comparas con los demás, toma conciencia de esto para evitar hacerlo más y sobre todo, para potenciar tu autoestima y darte cuenta, de que cada uno tiene sus propias vidas y que la tuya no tiene que ser peor ni mejor que la de otros.
Recuerda que la vida es como una escalera
Merece la pena recordar que la vida es como una escalera y que tú, estás en el escalón que te corresponde hoy. Las circunstancias de tu vida pueden ser unas en concreto, tus experiencias te han llevado a dónde estás hoy. Ni más ni menos. Tus aprendizajes son de una forma u otra gracias a eso, a lo que has vivido durante los años de tu vida.
Habrán personas que estén por encima tuyo, y es normal. Pero no significa que sean mejores que tú, ni mucho menos. Si miras atrás en esa escalera, también habrán personas que estén por debajo tuya, pero eso no significa que ellos sean peores o que tú seas un ser superior a su lado. ¡Ni hablar de eso! Las personas somos personas, y las experiencias vividas son las que nos marcan, las que nos definen. Nuestras amistades, las creencias y los valores también dicen mucho de nosotros. Pero las comparaciones, si no se hacen correctamente, pueden doler igual o más que una fuerte bofetada.
En este sentido, cada vez que veas a personas de tu alrededor, que mires la televisión o que veas tus redes sociales, no sientas envidia por otros. No quieras en ningún momento compararte o sentirte más o menos que otras personas. No importa el dinero, no importa el estatus... lo que importa siempre, será la calidad de las personas.