Hoy en día parte de la cultura occidental está viviendo un cambio de perspectiva en torno al concepto de sexualidad. Qué es ser mujer o qué es ser hombre ya no es algo tan determinado como lo habría sido hace solo unos años.
Gran parte de este cambio se debe a la gran labor visibilizadora por parte del colectivo LGTB. Talleres, charlas, manifestaciones... sus actividades van más allá del ya multitudinario día del orgullo. Han ido acompañadas de, por ejemplo en España, la legalización del matrimonio homosexual o la posibilidad de llevar a cabo una operación de cambio de sexo en la sanidad pública.
Aunque las denominaciones y diferenciaciones van mucho más allá, una distinción básica para comenzar a entender las diferentes formas de ser y sentir de la población es la que se establece este sexo y género.
¿Qué son el sexo y el género?
Todas las civilizaciones y culturas a lo largo de la historia han dejado constancia de sus expectativas diferenciales respecto a hombres y mujeres. Estas expectativas son reglas sociales que determinan desde cuál es la vestimenta o el trabajo apropiado hasta cómo se deben organizar en la sociedad.
Toda esta expresión de qué es un hombre y qué es una mujer es lo que se conoce como roles de género (femenino y masculino). Estos son la parte manifiesta de lo que constituye el género en sí, también denominado identidad sexual que en nuestra cultura hasta ahora ha tenido una estructura binaria: hombre y mujer (al igual que el sexo y los roles de género).
Sin embargo, aunque se ha apoyado en la distinción biológica del sexo (del que hablamos a continuación) no se trata de algo dado o natural en sí mismo. No siempre un hombre se identifica como tal ni una mujer como mujer. Ni una persona tiene por qué tener la misma experiencia de identidad de género durante toda su vida.
El género, como constructo social mediado por el lenguaje, es dinámico. Se construye y se aprende en la interacción con el medio y se expresa mediante la conducta. Significa que no puede ser medido de forma objetiva.
Puede que así explicado parezca claro que se trata de una distinción cultural, sin embargo, como mencionamos, se ha apoyado siempre bajo la distinción biológica de sexo.
El sexo biológico o anatómico se refiere directamente a la capacidad reproductiva y los genitales tanto de hembra como de varón. Este viene determinado básicamente, en el ser humano, por el par de cromosomas 23 (X y/o Y).
La dotación genética del individuo determina el posterior desarrollo del sistema reproductor. A grandes rasgos habría tres posibilidades: hembra, varón o intersexual (aunque este último no suele referirse ya que lo más común es que los médicos lleven a cabo una reasignación al poco tiempo desde el nacimiento).
Lo común es que a aquellos que nacen con pene y testículos se les denomine como hombres y aquellas con vagina y vulva como mujeres.
Sin embargo, ya la biología nos ha mostrado que el sexo no es algo tan sencillo. Existen numerosas combinaciones genéticas más allá de XX o XY (no suponiendo todas ellas un trastorno genético) o diferencias durante el desarrollo del bebé que llevan a diversos grados de intersexualidad. Muestra que la sexualidad no es algo exacto.
En conclusión, ni género ni sexo son algo fijo pero sí que no son lo mismo. Genitales femeninos no equivalen a formar parte del grupo mujeres, ni genitales masculinos a formar parte del grupo hombres.
Diferencias entre sexo y género
1. El género es un concepto o constructo cultural, el sexo no (refiriéndonos estrictamente a las pruebas biológicas objetivas).
2. El género es exclusivo del ser humano porque depende de la posibilidad de pensamiento abstracto y comunicación.
3. El género debe ser entendido como un continuo, mientras que en el sexo las posibilidades de clasificación son más limitadas. Hombres y mujeres tienen una expresión anatómica diferente independiente de dónde se sitúen en el continuo de género.
4. El sexo conlleva un rol reproductivo independiente de la experiencia de género individual.
Tipos de identidad de género
No es posible señalar todas ellas pero, a continuación, señalamos las denominaciones más comunes de las diferentes identidades de género:
- Transgénero: la persona se siente identificada con el género opuesto (tomando el binomio hombre-mujer) al asignado a partir de su sexo biológico.
- Cisgénero: la persona se siente identificada con el género asignado a partir de su sexo biológico.
- Agénero: aquella persona que no se identifica con ningún género.
- Género fluido: se trata de una persona que se identifica con una combinación de los géneros hombre y mujer.
- Género neutro: se trataría de un tercer género a parte de los de hombre y mujer.
- Intergénero: persona intersexual, exclusivamente, cuya identidad se sitúa en un punto medio entre dos géneros, normalmente el binomio hombre-mujer.
- No binario o genderqueer: se refiere a las identidades de género que no se asimilan en los espectros de géneros binarios y que no forman parte de la cisnormatividad. Se puede manifestar como un abanico de géneros alejado de aquellos binarios.