Las entrevistas de trabajo son un proceso que nos generan mucho estrés. Y no es para menos: por un lado, el proceso de búsqueda de empleo es largo y frustrante; por otro, necesitamos ganar dinero para vivir; además, queremos trabajar de aquello que nos agrade; otro motivo es que nos vendría bien encontrar trabajo en la ciudad o país en que vivimos; por último, a veces el puesto es exactamente lo que estábamos buscando y nos encantaría poder acceder a él.
Pero, aparte de todas las motivaciones que tenemos para ser contratados tras un proceso de selección, está el hecho de que la situación de la entrevista es bastante incómodo. Nos están evaluando, tenemos la incertidumbre de que no sabemos si lo que nosotros ofrecemos se adecúa a lo que busca la empresa, y además es un entorno bastante serio y poco cálido. Sin embargo, dentro de todas las preocupaciones que podamos tener por las entrevistas de trabajo, o los procesos de selección en general, no debemos añadir las ocasionadas por ciertos mitos o ideas falsas en torno a las mismas. Estos son algunos:
1. El entrevistador se fija en cómo te sientas y tus gestos
Como la persona que realiza la entrevista de trabajos suele ser un psicólogo o psicóloga, creemos que se fija en muchos más aspectos de nuestra comunicación no verbal de los que creemos. Cómo nos sentamos, cómo colocamos los pies, lo que hacemos con las manos, a dónde miramos... todas esas cuestiones no son relevantes de cara a contratar a una persona, a menos que sea algo muy evidente que pueda llamar la atención, y si alguien se fija en ello quizá esté pecando de demasiado estricto con aspectos que no hablan de cómo es la persona. Es normal estar nervioso y hacer gestos que lo demuestren, pero no pasa nada. Simplemente adopta una postura natural y cómoda.
2. Debes mostrarte ambicioso y agresivo
Como vemos en las películas, parece que las personas con actitudes agresivas, es decir, de mucha ambición, conseguir lo que se proponga, ser recto, intentar dar cortes a la persona entrevistada, etc., es sinónimo de ser una persona competente en el trabajo. Pero no, incluso si nos pasamos de ambición o soberbia, nos echen hacia atrás porque no esa persona no se adaptaría bien al equipo o departamento al que se podría incorporar.
3. Es mejor mentir
En las entrevistas de trabajo, como decíamos, no podemos saber qué perfil, formación y competencias busca la empresa para ese puesto, así que mentir es arriesgado. Di la verdad, porque, aunque sí es cierto que esta se debe contar de la manera más atractiva posible, si te inventas cosas sobre ti que no son ciertas, sobre todo en lo relativo a tu desempeño o a tu formación previa, no te ajustarás a las necesidades de la empresa, ni está a las tuyas, y la relación laboral puede verse deteriorada. Aunque también ocurre que, si tus mentiras se perciben como demasiado descaradas, el entrevistador o entrevistadora indague más en el tema para saber si lo que comentar es verdad o no.
4. No se puede conocer el trabajo de las personas por una simple entrevista
Sí y no. En la mayoría de las ocasiones, los procesos de selección implican varias fases, para conocer varios aspectos a evaluar en las personas candidatas. Así que la entrevista se complementa con otras técnicas cuando no sea suficiente con ella. El uso de un método o otro de evaluación depende de los objetivos, así que a veces lo único que quiere conocer la empresa de las personas que postulan al puesto sí que se obtiene de la entrevista. Además, nuestras competencias y desempeño no son cualidades estáticas, todos podemos mejorar en el entorno de trabajo.
5. Me he equivocado al contestar...
En base a lo que hemos comentado hasta ahora, debemos tener en cuenta que en las entrevistas de trabajo no hay respuestas buenas y malas. Siempre se intenta encontrar a la persona que mejor encaje con el puesto, con el equipo y con los valores y clima de la empresa. Si no has sido seleccionado o seleccionada para el puesto, es porque la empresa, el equipo o el departamento y tú no encajáis, o a veces porque hay personas que se adaptan mejor a lo que se necesita. Esto no quiere decir que las puertas estén cerradas para ti de por vida, habrá otros momentos, otros puestos, otros equipos o tú mismo adquirirás otros conocimientos y competencias que se valoren de manera diferente en el futuro.
Claro está que todas estas cuestiones responden a situaciones en las que los procesos de selección sean realizados con rigurosidad y por personas competentes, preparadas para ello. Por desgracia, el mercado laboral es muy amplio y diverso, y a veces topamos con empresas y con seleccionadores que no realizan bien esta función de buscar a los candidatos ideales. Pero eso también dice mucho de la empresa que realiza la selección, y si no se toman en serio los Recursos Humanos, pues quizá estemos mejor lejos de ella. Simplemente tendremos que tener paciencia y seguir intentándolo, aunque sabemos que cuesta mucho.