La obsesión por el cuerpo es algo cada vez más común en nuestra sociedad, y este problema se centra muchas veces en los usuarios de gimnasios que nunca terminan de estar satisfechos con el cuerpo que están trabajando. Estos casos se están viendo especialmente en hombres jóvenes, aunque puede afectar a cualquier persona que sienta que no está bien con su cuerpo y que la única solución es dejar de lado toda su vida personal y social para dedicar la mayor parte del tiempo a trabajar los músculos, con la única meta de conseguir un cuerpo que podría nunca llegar a ver bien si este problema ha aumentado y padece de vigorexia.
Hay maneras de descubrir si un interés por el ejercicio y el gimnasio ha pasado de ser algo perfecto para nuestra salud a convertirse en un problema de adicción, el método más sencillo es consultar a nuestro entorno más cercano y comparar sus impresiones con lo que nosotros percibimos del espejo. ¿Cómo ven ese cuerpo las personas del entorno? Si opinan que es un cuerpo fuerte y aparentemente sano, el gimnasio está haciendo su efecto y es importante sentirse orgulloso de ello. En cambio, si mientras el entorno opina esto, la imagen que has percibido del espejo es de necesitar más, aumentar el volumen del cuerpo y pasar muchas más horas en el gimnasio, ese contraste de opiniones es un claro indicativo de que un problema está comenzando.
La opinión del entorno es fundamental
Otro gran problema que afecta a aquellas personas obsesionadas con el gimnasio y su propio cuerpo es la alimentación. Desde dietas excesivamente estrictas para aumentar la musculación hasta otras para perder grasa que nunca son suficiente para nuestra salud. La adicción a buscar la perfección en el cuerpo puede convertirse en un ataque directo contra ese propio cuerpo y la salud.
Una alimentación completa debe ser muy variada e incorporar todo tipo de frutas y verduras, ya que de ellas se consiguen las vitaminas y otros nutrientes importantes para el correcto funcionamiento del cuerpo. En cambio, una dieta basada en arroz y carne a la plancha, sin variedad y mezclada con productos artificiales para aumentar los músculos y el rendimiento en el gimnasio no es, en absoluto, la dieta que necesita un cuerpo para estar perfecto.
El cuerpo perfecto es el que está sano
Por supuesto, el ejercicio y una buena alimentación son la clave para conseguir la perfección y una salud de hierro. Apuntarse al gimnasio es siempre una gran idea, hacer ejercicio y unir este hábito a una dieta sana conseguirá que nunca nos acerquemos a la obesidad y que nuestro cuerpo sea fuerte y útil en las tareas diarias.
Siempre y cuando no se convierta en una adicción, estaremos haciendo lo correcto. El espejo nos muestra la realidad tal y como es, y es la interpretación de ese reflejo la que nos indica si estamos viendo la realidad o una percepción errónea. En esta parte es donde comienza el problema con la obsesión por el gimnasio, y es justo aquí cuando habría que reaccionar.
La vigorexia es un trastorno y tiene solución
Si tras analizar las diferentes facetas de una persona en su rutina, dieta y actos del día a día, es posible que se trate de una persona con problemas, se puede remediar esa adicción para que vuelva a aceptar su cuerpo tal y como es, siendo consciente de las limitaciones que cada persona tiene por su estatura o complexión, y asumiendo que por delante de las horas de gimnasio y dieta se encuentra la familia, las amistades y el trabajo, ya que si únicamente nos esforzamos en trabajar el cuerpo y dejamos de lado la vida personal y profesional, el problema de la adicción podría aumentar a otros más graves.
El único fin de todo lo que se haga debe ser la felicidad.