La mentalidad de crecimiento es la que marcará la diferencia entre tu éxito o el fracaso en tu vida. Las creencias que tienes desempeñarán un papel fundamental entre lo que quieres y si lo logras... o no. Tu mentalidad es la que tiene el papel activo en la determinación del logro y el éxito. Si cultivas la mentalidad de crecimiento, no habrá nada que pueda con tu fuerza de voluntad.
La mentalidad
Cuando hablamos de mentalidad, hacemos referencia a si crees que las cualidades tales como la inteligencia o el talento son rasgos fijos o cambiantes dentro de ti. Para entender mejor esto:
- Mentalidad fija: las personas con mentalidad fija creen que las cualidades de las personas son innatas, fijas y que no se pueden cambiar.
- Mentalidad de crecimiento: las personas con mentalidad de crecimiento creen que las habilidades se pueden desarrollar y fortalecerse a través del compromiso y el esfuerzo continuo.
Los dos tipos de mentalidades
¿Qué pasa si a un niño se le da un problema difícil de resolver? Unos niños pueden sentirlo como un desafío y una experiencia de aprendizaje. Otros, por otro lado, sienten que es imposible resolver un problema tan complicado y que no son tan listos como para poder hacerlo.
Los niños del primer grupo tendrían una mentalidad de crecimiento, y los del segundo, una mentalidad fija. Las personas con una mentalidad de crecimiento, cuando se enfrentan a algo difícil aprenden y desarrollan las habilidades que necesitan para resolverlo. Cuando se tiene una mentalidad fija se piensa que uno no es capaz ni que se podrá ser nunca.
La importancia de la mentalidad
Tu mentalidad tiene un papel fundamental en la forma en que enfrentas los desafíos de la vida. En la escuela, una mentalidad de crecimiento puede contribuir a un mayor logro y un mayor esfuerzo.
Cuando alguien se enfrenta a un problema, como tratar de encontrar un nuevo trabajo, las personas con mentalidad de crecimiento muestran una mayor capacidad de recuperación. Es más probable que perseveren frente a los contratiempos, mientras que los que tienen una mentalidad fija son más propensos a rendirse y pensar que nunca conseguirán nada (y no lo consiguen). La mentalidad fija requiere constantemente la necesidad de aprobación por parte de los demás.
Las mentalidades de crecimiento, por otro lado, resultan tener "sed de aprendizaje". Un deseo de trabajar duro y descubrir cosas nuevas. Afrontar retos y crecer como persona. Cuando las personas con una mentalidad de crecimiento intentan y fracasan, tienden a no verlo como un fracaso o una decepción. En cambio, es una experiencia de aprendizaje que puede llevar al crecimiento y al cambio posterior.
La formación de la mentalidad
Muchas personas están capacitadas en los dos tipos de mentalidades en una etapa temprana de la vida, a menudo a través de la forma en que se educan o sus experiencias en la escuela.
Mentalidad fija. La mentalidad fija se forma en los niños a los que se les enseñan que ser inteligente es mejor que esforzarse o aquellos a los que se les juzga y tienen miedo de no ser capaz de cumplir con las expectativas que los adultos tienen sobre ellos.
Mentalidad de crecimiento. La mentalidad de crecimiento se crea en los niños a los que les gusta explorar y se les permite hacerlo. Aceptan nuevas experiencias y disfrutar de los desafíos. En lugar de ver los errores como reveses, están dispuestos a probar cosas nuevas y cometer errores, todo en nombre del aprendizaje y de lograr su potencial.
Una mentalidad de crecimiento no implica creer que cualquier persona puede convertirse en lo que quiera con suficiente educación y esfuerzo. No todos pueden convertirse en Einstein o Mozart solo porque lo intentan... En cambio, la mentalidad de crecimiento se trata de estar a la altura del potencial. Este potencial, sin embargo, nunca es realmente conocible. ¿Quién sabe hasta dónde puede llegar una persona si se propone algo? Las personas con una mentalidad de crecimiento afirman que el esfuerzo merece la pena para conseguir las metas y disfrutar del camino (porque si no se consigue, se aprende).