En nuestra vida debemos vivir diferentes etapas que nos ayudan a crecer y a conocer nuevas experiencias. Muchas de ellas las compartimos con la mayoría de personas, puesto que suelen ser las más comunes y las que necesitamos para poder afrontar nuestro presente y nuestro futuro. Por ejemplo, de pequeños todos vamos a la escuela con tal de poder aprender los conocimientos básicos que necesitaremos cuando seamos mayores, no solamente para poder desempeñar un empleo, sino también por cultura general. Es decir, aquello que debemos aprender para tener unos conocimientos básicos de lo que es importante en la vida, a la hora de relacionarnos con otras personas, pero también para llevar a cabo acciones esenciales del día a día.
Una vez hayamos finalizado la educación obligatoria tenemos dos opciones, una sería continuar estudiando con tal de poderse especializar en un estudio en concreto y después intentar encontrar empleo de estos estudios en concreto. La otra opción es ponerse a trabajar, pero eso implica un menor conocimiento de la materia en la cual se busque el empleo y, por lo tanto, quizás la responsabilidad y el sueldo sean menores.
Así pues, puedes continuar tus estudios, tras finalizar los obligatorios (la ESO, en la actualidad) o bien haciendo el bachillerato del ámbito que más te interese, ya bien sea lenguas, ciencias o artes, por citar algunos, pensando también en la carrera o ciclo superior que te gustaría estudiar. O bien, si sabes cuál es la profesión que te gusta pero no quieres pasar por la universidad debido al tiempo y el esfuerzo que supone en cuanto estudios, lo mejor es hacer un ciclo medio (un FP) y especializarte en aquello que realmente te interesa y crees que podrías hacer mejor.
Finalizados tus estudios habrá llegado el momento de encontrar trabajo. Puede que busques un empleo para combinar con tus estudios, para el verano o bien no hayas trabajado nunca antes. Sea como sea, seguramente estés nervioso o nerviosa a la hora de buscar este empleo y cuando lo tengas lo más probable es que estés nervioso antes de empezar. Sin embargo, no tienes por qué estarlo, ya que si confías en ti mismo y das lo mejor de ti, irá todo bien en tu primer trabajo.
Descubre algunos consejos con tal de perder el miedo a tu primer trabajo y puedas disfrutar de esta gran experiencia como te mereces.
La entrevista para el nuevo trabajo
Lo más probable será que, antes de poder comenzar tu trabajo, tengas una entrevista con la empresa que vaya a contratarte. Para ello, previamente deberás haber realizado tu currículo, donde pondrás tu nivel de estudios y experiencia. Es esencial que digas siempre la verdad, puesto que así te sentirás más cómodo y relajado durante la entrevista y también el tiempo que vayas a trabajar en la empresa. Si mientes, tarde o temprano se sabrá y podrías perder el trabajo.
Intenta no ponerte demasiado nervioso durante la entrevista de trabajo. Son solamente una serie de preguntas que la empresa querrá hacerte antes de contratarte para conocerte mejor y así ver si estarías a gusto con ellos. Es normal que tengas que hacer varias entrevistas antes de que encuentres un trabajo. Si no te cogen para dicho empleo no quiere decir que no seas válido. A veces hay mucha gente que quiere una sola plaza y las empresas deben escoger a la persona que más se adecue al puesto, siendo quizás tú uno de los candidatos ideales.
Por eso, ten paciencia y sigue haciendo entrevistas. A medida que vayas teniendo más experiencias aprenderás a hacerlas mejor y sabrás qué es lo más conveniente para decir, siempre que sea verdad, y cómo actuar, además de que irás perdiendo los nervios, poco a poco, y eso hará que la persona que te esté entrevistando se dé cuenta de que estás más cómodo y de que quizás seas un candidato idóneo para el puesto que están ofreciendo.
El primer día del nuevo trabajo
Una vez hayas sido seleccionado o seleccionada para un puesto laboral deberás afrontar tu primer día de trabajo. Si nunca has realizado ningún empleo es normal que estés nervioso. Sin embargo, debes aprender a controlar estos nervios. No debes tener miedo a equivocarte durante tu primera jornada laboral. Recuerda que lo mejor que puedes hacer este día es ser sincero y decir aquello que no has entendido. Lo más seguro es que quien deba enseñarte la tarea será paciente y comprenderá que no conozcas como funciona la empresa en tu primer día.
Mientras más atento estés y más preguntas hagas durante tu primera jornada laboral más podrás entender el trabajo en sí y podrás hacerlo correctamente. Además, la persona que vaya a enseñarte será consciente de que es tu primer día de empleo y que hay muchas cosas que aun tienes que aprender, por lo que lo mejor será que te sientas cómodo y no estés demasiado nervioso, porque todo el mundo ha tenido un primer día de trabajo y todos hemos cometido errores, solamente así podrás aprender y podrás afrontar con una sonrisa los siguientes días de trabajo que te quedan por delante.
Ten presente que si no te sientes a gusto en este empleo siempre puedes buscarte otro que te guste más y sentirte más realizado, puesto que pasarás muchas horas en el trabajo a lo largo de tu vida. Por lo que no le debes tener miedo al nuevo trabajo, ni a trabajar en general, porque a poco a poco irás aprendiendo a desempeñar tus tareas, haciendo que deje de ser algo nuevo para ti y pierdas el miedo a algo que se convertirá en parte de tu rutina.