Quizá al principio del año te prometiste a ti mismo hacer más ejercicio y comer menos azúcar, beber más agua y tener más dinero en tu cuenta bancaria. ¿Sabes cuáles son las posibilidades de que esa promesa se mantenga en el tiempo? Entre el 10 y el 40%.
Resoluciones
Hay algo interesante en todo esto, y es que hacer una declaración formal, como las resoluciones, significa que tienes 10 veces más de probabilidades de cambiar en comparación con quienes no lo hacen. Debes saber que si durante el primer mes no has alcanzado tus objetivos, no significa que hayas fallado, porque se puede tardar hasta casi un año en formar un nuevo hábito y romper otro antiguo.
La capacidad de mantener una resolución es una función de la salud del cerebroIncluso si te has dicho a ti mismo: "Comenzaré mañana" todas las mañanas desde el día de Año Nuevo, no es demasiado tarde para poner las resoluciones en marcha. El cerebro se reorganiza con tu comportamiento, y cada vez que cambias un comportamiento a largo plazo, también hay cambios a largo plazo en el cerebro.
La relación del cerebro y los hábitos
Parte de por qué tenemos éxito en romper un mal hábito o comenzar un nuevo cambio positivo puede reducirse a si tu cerebro está en forma o no. La capacidad de mantener una resolución es una función de la salud del cerebro. Es más probable que permanezcas en la tarea, señala, si tu cerebro tiene una función ejecutiva saludable: el mecanismo de control del cerebro utilizado en la planificación, el razonamiento y la toma de decisiones.
La otra cara de eso es que los cerebros menos saludables pueden tener un tiempo aún más difícil. Entre los que entran en esta categoría se encuentran las personas con depresión, ansiedad, bipolar, esquizofrenia, trastorno por uso de sustancias graves (adicciones) y TOC. La razón es que tienen menos materia gris en las áreas del cerebro que controlan la función ejecutiva.
La otra cara de eso es que los cerebros menos saludables pueden tener un tiempo aún más difícilLa buena noticia es que siempre puedes mejorar tu capacidad para concentrarte y fortalecer tu autocontrol. El cerebro está diseñado para remodelarse en función de su uso, eso es plasticidad cerebral.
Entiende tus neuronas
Los patrones de activación neuronal en una parte del cerebro llamada estriado, ubicado en los ganglios basales del prosencéfalo, que se sabe que controla el movimiento voluntario, cambian a medida que los animales aprenden un nuevo hábito. Al principio, las neuronas se disparan continuamente durante una tarea. Pero a medida que te vuelves mejor, el disparo de neuronas se agrupa al principio y al final. Y una vez que se forman estos patrones, son difíciles de romper.
Al principio, puede iniciar un hábito reduciendo la fricción (quitándose la ropa del gimnasio la noche anterior) o acoplando lo nuevo que quieres hacer con algo que ya hace (meditar mientras te cepillas los dientes). Una vez que tengas esto en tu haber, el objetivo es dejar que tu cerebro se haga cargo.
La dopamina tiene un efecto similarPiénsalo de esta manera. ¿Alguna vez se ha ido la luz en tu casa y, sin embargo, cada vez que entras a una habitación, has intentado encender el interruptor de la luz? Esos son tus ganglios basales funcionando. Básicamente es tu piloto automático y envía mensajes al resto de tu cuerpo para hacer cosas en las que no estás pensando de manera consciente. En esencia, pasas de ser dirigido a un objetivo ("Quiero perder peso, así que iré al gimnasio") a un hábito dirigido ("Cuando me levanto, me pongo la ropa y voy al gimnasio"). Aquí es donde ocurre la magia para desarrollar rutinas que se adhieren.
Comienza una reacción química
Hay maquinaria química en el cerebro que controla qué tan brillante y alerta se siente y esto también ayuda a potenciar nuevos hábitos. Cuando experimentas algo inesperado, liberas un agente químico primario llamado noradrenalina. Amplifican la actividad en el cerebro por un período de tiempo. Si lo comprometes todos los días, de manera confiable después de un período de tiempo, estás más absorto en la tarea.
La dopamina tiene un efecto similar. Cuando tenemos esperanza y aprecio, la dopamina inunda el cuerpo. Esto nos da mucha emoción y activa los centros de aprendizaje en el cerebro, lo que nos hace estar más comprometidos y motivados.
