Cuando alguien dice "no soy homófobo" y acompaña esa frase de un "pero", estamos ante una señal clara de que lo que va a decir a continuación es algo homófobo. Porque seguramente vaya a decir algún tópico que no hace más que amparar la homofobia que ya hay presente en nuestra sociedad, como, por ejemplo "pero estamos hechos para estar con nuestro sexo opuesto por naturaleza", o "pero conmigo que no intente nada". Esta frase suele ser más común en hombres heterosexuales, pero seguro que también la habéis oído en la boca de alguna mujer; es uno de los mayores ejemplos de homofobia encubierta que podáis imaginar, porque ampara todos los tabúes que hay respecto a la misma. Viene a decirnos que siente rechazo hacia la mera idea de la homosexualidad, que identifica esta con la "perversión" sexual, y que cree que una persona homosexual se siente atraída por todas las personas de su mismo sexo.
No solo es una demostración de homofobia, sino también de incultura, de estar anclado en una cultura arcaica que sigue unos patrones religiosos muy estrictos a la hora de marcar las normas sociales. Ese rechazo a la homosexualidad es un problema, sobre todo porque lo que se está rechazando no es solo la homosexualidad, sino también a las personas homosexuales; se las discrimina, se las ataca y, en muchas ocasiones, incluso se las aísla por esa misma homofobia.
El principal problema es que este rechazo a la homosexualidad no siempre se muestra de una forma clara, sino que se esconde detrás de esos "yo no soy homófobo, pero...". Y justo ahí está la trampa. Porque si le señalas su homofobia, no tardará en aducirte cualquier excusa; no querrá comprender que sí que siente rechazo, no querrá evolucionar y, por supuesto, no cambiará su forma de pensar. Y la homofobia, al igual que la bifobia y la transfobia, son males que deberíamos erradicar por completo de la sociedad para así lograr una inclusión total.
Homofobia no es solo agredir física o verbalmente
Hay quien, confundido, cree que la homofobia es solo agredir de alguna forma a una persona homosexual, pero va mucho más allá de eso. Consiste en creer todos los tabúes que tanto perjudican a las personas de este colectivo, como que realmente son infieles por naturaleza, o pervertidos a nivel sexual; consiste en llamar a la mujer de tu hermana su "amiga" pese a que sabes perfectamente que llevan casadas diez años. Eso también es homofobia, y también acaba dañando el autoestima de todas las personas que tienen que sufrirla en su día a día.
Aunque habría que ir un paso más allá, porque muchas veces este rechazo a la homosexualidad se refleja de otras formas más graves y dañinas. La sociedad ha avanzado mucho, pero aún hay lugares en los que los matrimonios del mismo sexo siguen teniendo que luchar para poder entrar en la habitación del hospital cuando uno de ellos está hospitalizado, por ejemplo, porque aún hay quien cree que solo son amigos y no familia. Cuando hay una adopción de por medio, también los niños pasan a sufrir esta homofobia latente. Porque creer que un niño necesita tanto un padre como una madre no solo es homófobo, sino que también viene a menospreciar a todas esas familias monoparentales, o que sencillamente se alejan del modelo conocido como "tradicional".
Por supuesto, en los peores casos, la homofobia acaba con agresiones verbales o físicas directas, capaces de poner en una situación peligrosa a cualquier persona homosexual. Todo esto es algo que deberíamos trabajar y evitar como sociedad, en nuestro conjunto, promoviendo la inclusión de todos los colectivos minoritarios y promoviendo que el rechazo no sea hacia la homosexualidad, sino hacia la homofobia.