Muchas personas tienen dificultades para controlar su ira, tienen un gran problema de agresividad y en muchos casos ni siquiera se dan cuenta, piensan que los demás son los culpables de su estado de ira... Pero nada más lejos de la realidad. Solo uno mismo tiene el control sobre lo que hace o dice.
Los grupos de apoyo para la gestión de la ira o los terapeutas ayudan a las personas a controlar su ira mediante el uso de actividades para establecer objetivos. Los objetivos permiten a las personas trabajar hacia algo positivo y sentirse orgullosos cuando logran un objetivo que se propusieron hacer. Se les da un incentivo para ajustar sus viejos comportamientos para que puedan aprender a controlar su ira.
Si tienes problemas de ira y aunque lo sabes, te cuesta mucho mantener el control, sigue estos consejos para poder controlar mejor esos arrebatos tan intensos. Es necesario para que de esta manera puedas mantener mejor las relaciones interpersonales y también para que te sientas mejor contigo mismo.
Control de los impulsos
Uno de los objetivos de conducta que enseñan los programas del manejo de la ira es el control de los impulsos. El control de impulsos es el proceso de controlar tus impulsos. Muchas personas con problemas de este tipo con la ira experimentan muy poco control de los impulsos, lo que significa que pueden reaccionar verbal o físicamente de manera abrupta sin considerar las repercusiones de sus acciones.
Uno de los objetivos preestablecidos en los programas de manejo de la ira es que las personas desaceleren sus impulsos para pensar antes de reaccionar ante algo que los desencadena. Un ejemplo de una estrategia para alcanzar los objetivos de control de impulsos es contar hasta 10 antes de reaccionar.
Resolución de problemas
Los niños y adultos con problemas de manejo de la ira se enfadan cuando no saben cómo resolver una situación. Su confusión los confunde con sentimientos de agravación hasta el punto de que no pueden despejar sus mentes lo suficiente como para pensar racionalmente y resolver problemas.
Muchos programas del control de la ira incorporan objetivos de resolución de problemas en el plan de acción para enseñar a las personas cómo resolver problemas en lugar de enfadarse. El punto principal aquí es que enfadarse no resuelve nada. Más bien, la resolución de problemas ayuda a rectificar cualquiera que sea el problema. A los participantes en el manejo de la ira se les presentan actividades de resolución de problemas para aprender a manejar los problemas de una manera productiva y pensar en soluciones antes de reaccionar.
Comunicación
Muchos programas del control de la ira establecen objetivos para que las personas aprendan a usar las habilidades de comunicación en lugar de reaccionar a través de la ira verbal y física, como los gritos o violencia. A las personas se les enseña a reemplazar su enfado con una intervención de comunicación, como hablar y escuchar técnicas de resolución de conflictos mejoran su vida considerablemente.
Aprenden a usar frases "yo siento" que les ayudan a comunicar cómo se sienten acerca de algo que los desencadena, como "Me siento molesto cuando ..." y "Tengo un momento difícil cuando ..." Durante las reuniones grupales del control de la ira o sesiones de asesoramiento, los participantes pueden practicar hablar y escuchar a los demás para que puedan acostumbrarse a confiar en la comunicación en lugar de pasar a la ira.
Afirmación y agresión
Es importante que las personas con problemas en el control de la ira sepan la diferencia entre afirmación y agresión. Una cosa es ser firme y defender algo en lo que crees. Otra cosa es ser agresivo por ira. Los comportamientos agresivos pueden volverse peligrosos o hacer que otros tengan miedo. Los objetivos de comportamiento para el control de la ira incluyen enseñar a las personas cómo reconocer la diferencia e identificar cuándo es apropiado ser asertivo en lugar de agresivo.
Control del estrés
El estrés hace que algunas personas con problemas en el control de la ira pierdan el control y ejerzan sus patrones de comportamiento enfadados. Al enseñar a las personas cómo controlar su estrés, también puede ayudárseles a controlar su ira. Los programas de gestión de la ira educan a las personas sobre formas de hacer frente a situaciones estresantes, como facturas y la economía, vacaciones, trabajo y presiones sociales. Los participantes en el control de la ira pueden lograr sus objetivos de manejo del estrés al encontrar formas efectivas de lidiar con sus estresores personales.