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CONCIENCIA PLENA

Para qué NO sirve el Mindfulness

Para qué NO sirve el Mindfulness
Andrea Fernández Rodríguez
Última actualización: 8 Septiembre 2018
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El mindfulness es una técnica que se utiliza en psicología, pero hay que tener claro para qué sí sirve y para qué no, no implica una terapia en sí.

El Mindfulness es una técnica psicológica que en los últimos años se ha popularizado enormemente y que esto haya ocurrido tiene mucho sentido.

Más allá de la campaña publicitaria que se ha construido a su alrededor y que en mentes desconocedoras hace que al Mindfulness incluso una terapia psicológica completa, la tranquilidad y paz que se asocia a este tipo de meditación responde a búsqueda de un espacio de quietud en este mundo frenético.

Desde sus raíces budistas, el mindfulness nos invita a pararnos y mirar a los ojos al presente. No solo verlo, sino observarlo y saborearlo a todos sus niveles. No le falta razón ya que de tanto ir hacia adelante, olvidamos vivir el ahora.

¿Qué es el mindfulness?

Su traducción al español sería la de conciencia plena. Esta conciencia plena debe estar puesta en el presente, en el momento. Se trata de una actitud que nos lleva a prestar atención a lo que hacemos y percibimos en cada momento con el objetivo de ser más conscientes de la realidad. Vivir más hacia fuera que hacia dentro; más hacia la realidad que hacia nuestro discurso interno.

Jon Kabat-Zinn introdujo el mindfulness en la psicología occidental. Pularizó el mindfulness destacando sus orígenes en la cultura budista oriental. Esta técnica se ha incorporado con fuerza a las terapias de tercera generación del enfoque conductual. La nueva psicología basada en la teoría del contextualismo funcional.

Contrariamente a lo que se cree, el mindfulness también sirve para tener conciencia plena de las emociones negativasContrariamente a lo que se cree, el mindfulness también sirve para tener conciencia plena de las emociones negativas

¿Qué no es el mindfulness?

Por su origen budista, el mindfulness no se trata de un concepto éticamente neutro. Y quizá esto es lo que lo hace a veces tan difícil de aprender o no ser totalmente aceptado por las personas en occidente. Simplificando, la filosofía budista propone el liberarse de cualquier clase de deseo o aspiración para poder centrarse en el presente. Este pretexto contradice frontalmente nuestro día a día y hace muy difícil que el mindfulness forme parte de nuestra vida.

Añadida a esta dificultad nos encontramos la creencia de que practicar el mindfulness es algo sencillo. Sí es cierto que es accesible y económico pero de técnica fácil tiene poco. Como ocurre con muchas cosas que no hemos hecho antes, requiere mucho tiempo de entrenamiento y una progresión de ejercicio hasta poder implantarlo en el día a día. Terminar pudiendo regalarnos momentos de consciencia plena y disfrute en el día.

Por otro lado, el auge del mindfulness se ha visto acompañado por el desarrollo de una psicología positiva que lo ha convertido prácticamente en sinónimo de alegría o, incluso, felicidad. Nada más lejos de la realidad. La filosofía del mindfulness nos invita a experimentar la realidad completa, lo que implica también vivir en profundad lo desagradable.

¿Para qué sirve el mindfulness?

El mindfulness es una técnica en desarrollo que, al estar tan popularizada, se le han atribuido multitud de efectos y propiedades beneficiosas para la salud mental y también física.

Echando un vistazo a la evidencia científica existente se puede comprobar cómo estos resultados positivos no son tan claros. Los resultados de los estudios son francamente contradictorios.

Tomaremos como referencia el acceso libre publicado por PLOS ONE en 2015 que tiene en cuenta los resultados de más de veinte revisiones sobre estudios en los que se utilizó el mindfulness.

El trabajo concluye que tanto la terapia de reducción de estrés basada en el mindfulness y la terapia cognitiva basada en el mindfulness producen una mejora significativa de la sintomatología en pacientes con diagnósticos de depresión, ansiedad y estrés. Esta mejoría va acompañada de un incremento en su calidad de vida y funcionamiento diario.

Las terapias han demostrado su eficacia también en el tratamiento psicológico del cáncer, enfermedades cardiovasculares, dolor crónico y prevención de enfermedades en población infantil y adulta.

El mindfulness no es una terapia psicológica ni lo El mindfulness no es una terapia psicológica ni lo "arregla" todo

¿Para qué no sirve el mindfulness?

Aunque se ha dejado entrever a lo largo del texto, de forma directa ha de decirse que el mindfulness no es una terapia psicológica. Debe ser entendida como una técnica como las más tradicionales técnicas de relajación a las que en absoluto equivale (el objetivo detrás de cada una es diferente).

Como técnica por sí misma los efectos que produce son variables, pero en ningún caso solucionan o curan problemáticas psicológicas importantes ni nos van a dar la felicidad. Por mucho que lo prometan los eslóganes de esos talleres pseudocientíficos que lo prometen todo.

Puede que nos ayude a relacionarnos con la realidad de otra forma, a experimentarla de manera diferente pero el mindfulness no modifica la realidad, ni soluciona los problemas.

Como se puede extraer de los resultados de la revisión, dentro de una estrategia terapéutica más completa que abarque toda la problemática, el mindfulness es beneficioso para algunos síntomas o trastornos pero no vale para todo.

De igual forma que no sirve para cualquier caso, tampoco tiene por qué ser útil para todas las personas. Si pruebas el mindfulness y no va contigo no se trata de ningún fracaso. Siempre podemos buscar alguna alternativa que nos sea más beneficiosa.

En conclusión, la utilidad del miindfulness es relativa al caso y la persona. Sin embargo, si queremos aprender a practicarlo o queremos que forme parte de la atención psicológica que nos brinden, lo que no es relativo es la importancia de asegurarnos de saber que quién nos atiende es una profesional de la psicología, colegiado y con formación en la práctica de mindfulness.

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