Es posible que alguna vez hayas estado pensando una y otra vez sobre algún problema que hayas tenido, una decisión o algo que alguien te dijo en el trabajo. Pensamientos del tipo: "Quizá debería haber dicho esto" o "¿Y si hubiera hecho esto otro? Y cuando intentas "apagar" a tu cerebro, parece que los pensamientos se vuelven más fuertes e intrusivos, ¿te suena? Pensar demasiado las cosas no soluciona nada, entonces, ¿por qué lo haces?
A veces pensamos que hay una respuesta correcta o incorrecta a un problema y que más pensamiento nos ayudará a tomar una mejor decisión. En otros momentos, estamos buscando formas de lidiar o prevenir el malestar. Alguien que está en una nueva relación, por ejemplo, puede fijarse en todo lo que otra persona dice para protegerse de que le hagan daño.
La mayoría de la gente piensa demasiado para sentirse seguro. Como seres humanos, no nos gusta tener que sufrir con la incertidumbre. Pensamos demasiado en las decisiones que pueden tener un resultado que no podemos predecir, pensamos demasiado en lo que las personas piensan de nosotros porque no podemos leer las mentes de los demás y reconsideremos las decisiones pasadas que hemos tomado porque no estamos seguros de que sean las correctas... Pero pensar esto de manera obsesiva puede ser agotador mentalmente y no es una respuesta saludable para ser feliz. Pensar demasiado puede provocar un estado de ánimo negativo y una mala calidad de sueño... provocando a causa de la rumiación de las cosas, depresión y ansiedad.
¿Entonces, que se supone que debes hacer? Si eres propenso a pasar incontables horas repitiendo escenas en tu cabeza, aquí hay algunas estrategias para ayudarte a superar tu pensamiento excesivo...
Identifica las palabras de preocupación
Lo delicado de preocuparse es que a menudo sucede fuera de tu conciencia. Así es, puedes estar pensando demasiado y ni siquiera darte cuenta. La mayor preocupación es subliminal, ocurre cuando realizamos tareas múltiples. Nos preocupamos mientras conducimos, asistimos a una conferencia, nos duchamos o hacemos un trabajo de rutina que no exige mucha atención. Rara vez prestamos atención a nuestras preocupaciones. Por lo tanto, puede ocurrir sin cesar.
Pero, ¿cómo puedes detener algo cuando ni siquiera sabes que está sucediendo? El primer paso para frenar el pensamiento excesivo es aprender a identificarlo. La gran mayoría de las preocupaciones inútiles comienzan con las palabras '¿qué pasaría si?' Tomar conciencia de estas palabras en los pensamientos de uno puede ser una ayuda para atraparse en el acto de una preocupación inútil. Una vez que lo localizas podrás tener una decisión activa de no caer en la trampa del pensamiento.
Acepta tu preocupación
El segundo paso de la estrategia es no intentar detener, evitar o resistirte en pensar demasiado. ¿Parece contradictorio? Tratar de dejar de preocuparte solo reforzará más tu interés en ello. Piénsalo de esta manera: cuando intentas luchar contra tus pensamientos diciéndote: "¡Deja de pensar en eso!" Se produce un tira y afloja: una batalla entre tú y tu conciencia. Esto casi nunca funciona. Es probable que termines sintiéndote frustrado y más preocupado por la razón por la que no puedes controlar tu cerebro inquieto.
Las respuestas más útiles a "¿qué pasaría si?" la preocupación implica jugar con la preocupación como una forma de aceptación, en lugar de cualquier forma de oponerse. Entonces, en lugar de tratar de prohibir el pensamiento excesivo, cambia la forma en que te relacionas con él. Comprende que, como humano, tu mente es naturalmente ingobernable y, a veces, se va a volver loca con pensamientos ansiosos... aunque puedes ponerles límites.
Observar no es comprometer
Esto puede parecer lo contrario de aceptar la preocupación, pero no lo es. A diferencia de la detención del pensamiento, donde se vetan los pensamientos negativos, la elección de no comprometer tu ansiedad no implica prohibir nada. Más bien, notas tus pensamientos y los dejas vagar por tu mente como si fuesen nubes. No te comprometes, pero tampoco te resistes.
Si esto se parece mucho a la atención plena , ¡es porque lo es! Una práctica de meditación es increíblemente importante cuando se trata de pensar en exceso porque nos enseña cómo tener dominio sobre la mente. Estar en el momento presente hace que sea imposible reflexionar sobre el pasado o preocuparse por el futuro.
A menudo, lo que impide que las personas prueben la meditación es la intimidación o el malentendido. Mucha gente piensa que tienes que sentarte en silencio total, escuchar la voz de Dios y levitar tu almohada... pero nada de esto. La meditación no tiene nada que ver con la perfección trascendente. Simplemente implica estar quieto, notar tu mente y ser un mejor observador de tus pensamientos. Al hacerlo, es probable que obtengas un poco de distancia y perspectiva saludables.
Reemplaza los pensamientos que te molestan
A menudo, pensar demasiado implica crear los peores escenarios en los que imaginas tu propio juicio final personal, generando infinitas posibilidades creativas sobre cómo las cosas van a salir mal. La preocupación es la imaginación mal utilizada. Cada vez que nos preocupamos por algo, estamos visualizando literalmente una mala situación en nuestra cabeza. La parte de visualización es lo que hace que el temor se sienta tan real.
La visualización es muy poderosa. Las mismas regiones del cerebro se activan cuando las personas recuerdan el pasado o se imaginan el futuro. Esto significa que tu cerebro no puede distinguir la diferencia entre una memoria real y la que has imaginado. Entonces, si imaginas algo, una y otra vez, tu cerebro puede registrarlo como una experiencia real... y se siente también como algo real.
Si estás pensando en todas las cosas malas que podrían suceder, recuérdate todas las cosas buenas que también pueden suceder. En otras palabras, reemplaza el peor de los casos por el mejor y concentra tu energía en todas las cosas geniales que puedan surgir en el futuro.
Con estas estrategias, serás capaz de acabar con el pensamiento excesivo, las preocupaciones innecesarias... ¡y solucionar el problema que tengas en mente sin tener que obsesionarte con él! A partir de ahora, podrás sentir más libertad mental y así, sentirte más feliz y satisfecho con tu vida. Si a pesar de todo esto, te das cuenta de que los pensamientos no te permiten disfrutar de la vida, entonces tendrás que acudir a un profesional de la psicología para que te ayude a centrar mejor tus pensamientos y tus emociones.