Gritar es algo que muchas personas hacen y por supuesto, se puede convertir en una acción bastante tóxica en las relaciones humanas. Realmente todas las personas han alzado la voz o gritado con enfado en algún momento de sus vidas. Algunas personas gritan de manera regular y otras, de forma esporádica. Antes de pensar en cómo sentirte ante estas situaciones, es necesario entender por qué ocurre.
Gritar no es saludable
Gritar no es saludable para las relaciones y nunca tendrá nada positivo ni a corto ni a largo plazo. Una persona puede consentir que alguien grite para que deje de hacerlo y que todo vuelva a la normalidad, algo que suele ocurrir, pero el grito no cambia la mentalidad ni a corto ni a largo plazo.
Por ejemplo, una madre que grita a sus hijos para que le hagan caso, puede provocar que sus hijos recojan en ese momento, pero no cambiará su forma de pensar en cuanto a que deben recoger sus juguetes cada día, la madre seguirá gritando y los niños no recogerán los juguetes sin gritos. Los niños aprenderán a recoger si han sido condicionados con un sistema de recompensa o consecuencias y reconocen la importancia y el valor de recoger sus juguetes.
Gritar es perjudicial para las relaciones. No es una forma constructiva de lidiar con una situación difícil, sin embargo, cada persona se involucra en gritar. Algunos más que otros... Debes ser consciente de tus propios gritos y comprender por qué algunas personas lo hacen de forma constante.
Si alguien te grita constantemente lo que hace es mostrar una tiranía emocional sobre ti. El objetivo de que alguien te grite es obtener una ventaja en la situación y los gritos son su medio desesperado para tener control sobre ti. Es realmente una forma de intimidación o acoso. Aunque los gritos pueden funcionar temporalmente, la sostenibilidad a largo plazo de los resultados no es buena. Gritar para conseguir que alguien haga algo es sin duda una forma tóxica de comunicación. Los gritos no son saludables en las relaciones de hecho rompe las comunicaciones y la cercanía de las personas.
Los gritos en las personas
Las personas gritan porque sienten ira. La ira es como un ácido corrosivo que estropea cualquier recipiente en la que se vierte... si alguien está enfadado y grita, pueden ser muchas las razones por las que lo hace. La mayoría de la razones por las que alguien grita no lo justifica, por lo que es importante que la persona que recibe los gritos reaccione bien y no sea reactivo.
Si se es reactivo ante una situación de gritos, el descontrol estará asegurado. En este sentido, es importante entender porque la otra persona grita, ya que la mayoría de las veces es por una inestabilidad emocional... Y nada tiene que ver con el receptor de los gritos.
Los gritos son el reflejo de una inestabilidad emocional, a pesar de los intentos desesperados de mostrar fuerza y dominio en la situación... pero los gritos muestran todo lo contrario. No te pierdas por las que una persona grita... Quizá te sientas identificado/a y te ayude a controlar tus emociones en un futuro, o a buscar ayuda en caso de que lo necesites.
Por qué gritan las personas: posibles razones
Pobres habilidades de afrontamiento
Hay personas que grita como mecanismo de respuesta en situaciones difíciles. En realidad este mecanismo de respuesta o defensa no es una buena habilidad de afrontamiento y no tiene buenos resultados a largo plazo.
Una persona es gritona porque ha aprendido a vivir así, necesitará ayuda para encontrar una mejor forma de regular sus emociones. Tener arrebatos emocionales y gritar a menudo no es saludable.
Pérdida de control
Una persona que grita puedes sentir desesperación al no tener control sobre la situación. Puedes sentir demasiada tensión por la situación que vive y las emociones intensas está experimentando. Carecerá de habilidades de afrontamiento adecuadas para recuperar el control sobre la situación y su entorno, lo que provocará que grite para sentir que tiene el control, a pesar de que no es así.
Esto genera confusión en la persona que grita ya que lo hacen porque quieren sentir el control pero realmente se sienten absolutamente desbordados emocionalmente. Aunque en ocasiones pueden tener cierta sensación de control solo es algo temporal porque los problemas no se resuelven a base de gritos.
Sentimientos de amenaza
Las personas que tienen un núcleo emocional muy sensible y quieren proteger ese núcleo se suelen convertir en acosadores. Cada vez que sienten que su núcleo emocional está siendo amenazado reaccionan de manera visceral. Gritar es una herramienta que utilizan siempre que sienten que una amenaza les acecha.
Tendencias agresivas
Hay personas que simplemente les sobra agresividad y gritan y agreden cuando se sienten alterados. Normalmente una pelea puede comenzar a gritos. Si alguien está gritando y no se conoce bien a esa persona hay que estar alerta porque la confrontación física puede ocurrir de manera inminente.
Es importante evitar la reacción agresiva si alguien es agresivo porque es como echar gasolina al fuego de la ira... las cosas se pueden volver físicas e incluso, peligrosas.
Comportamiento aprendido
Hay quienes son personas que gritan porque en su hogar en la infancia se gritaba regularmente, es decir, los padres usaban el grito como una forma habitual de comunicación. Aprendieron a que cuando habían conflictos también se debían comunicar a gritos para que se les escuchase.
No han aprendido las conductas de afrontamiento adecuadas cuando se enfrentan a conflictos y situaciones difíciles. Gritar siempre ha sido su reacción a situaciones en las que encuentran cualquier tipo de confusión.
Sentirse desatendido
También hay personas que gritan cuando están enfadadas porque sienten que de una forma u otra la otra persona a las que se dirigen no les está escuchando. Incluso pueden haber repetido su mensaje varias veces sin gritar, pero recurren a alzar la voz porque la ira que siente de que la otra persona no les atiende les resulta muy molesto.
Este es a menudo el caso de gritar mientras la crianza de los hijos. Los padres sienten que sus hijos no escuchan, así que en lugar de repetirse continuamente, les gritan. El problema es que esto en realidad asusta a los niños. Gritar de rabia también es muy perjudicial para los niños y puede ser incluso igual de perjudicial que el abuso físico.