Es probable que, en más de una ocasión, hayas visto alguna serie de televisión, Internet o alguna película en la cual los protagonistas intenten engañar a otra persona a través de afirmaciones contrarias a las que en realidad están pensando, con tal de hacer que el receptor realice unos actos concretos. A este hecho, generalmente, se le llama psicología inversa y es muy popular en la ficción, puesto que dramáticamente es muy estético y ayuda al espectador a formar parte del pensamiento elaborado del protagonista.
De la misma manera que puede suceder en una novela, el lector o espectador de esta serie de ficción o película, se sentirá identificado con el protagonista que está utilizando esta técnica psicológica con tal de convencer a alguien que realice una acción, pidiéndole lo contrario. Esta complicidad hace que el lector o espectador se sienta más inteligente, pero también consciente del poder que tienen sus palabras y sus acciones en los demás, consiguiendo los objetivos finales a través de la persuasión, ya bien sea, por ejemplo, que una persona culpable confiese o que diga la verdad.
En nuestro día a día también existen personas que utilizan la psicología inversa. De hecho, hay quienes creen que utilizan esta técnica puede ser buena a la hora de dar una correcta educación a los más pequeños o favorables en ciertas relaciones personales, ya bien sean sentimentales o laborales. Sin embargo, deberás conocer qué es la psicología inversa para poder determinar si es una técnica que utilizarías tú con las personas que más quieres o en tu ambiente laboral, ver si funciona realmente del modo en que lo has visto en las películas y descubrir así, también, por qué es tan popular en el mundo de la ficción cinematográfica, editorial o en las series de televisión e Internet.
Qué es la psicología inversa
La psicología inversa, también conocida como reactancia, es una respuesta psicológica que puede tener una persona al ser expuesta a una situación en la cual deba escoger un acto o reacción a través de la persuasión de un tercero. No obstante, lo que hace característica esta reacción es que será contraria a la que la persona quiere realizar o bien tenía pensado realizar en un primer momento. Así pues, es su interlocutor el que se ha encargado de guiar su conducta hacia la contraria de la que tenía en mente, a través del engaño, probablemente, haciéndole preferir otra que no era su prioritaria.
Con los niños y niñas esta psicología inversa puede utilizarse diciéndole al pequeño que no debe hacer una cosa, que realmente no puede hacer, de manera que él o ella mismos decidan cuál es la correcta, escogiendo la que el educador había pensado como correcta en primer lugar. Lo bueno de esta técnica es que el niño o niña cree que tiene la posibilidad de elección y que ha sido él o ella misma la que ha escogido la opción correcta, sintiéndose complacida con su acción y demostrando al adulto o educador su capacidad de razonamiento.
Aunque esta técnica no siempre funcione de la manera que nos gustaría con los niños, la psicología inversa también puede utilizarse con los más mayores o bien a uno mismo. No siempre tiene que haber alguien que nos quiera convencer de lo contrario a través de la persuasión, sino que la psicología inversa nos la podemos aplicar a nosotros mismos. Esta reactancia puede darse en casos paradójicos, como cuando te sientes atraído por alguien y mientras menos caso te hace esa persona, más te gusta. Así pues, se trata de un caso de psicología inversa, puesto que debería ser al contrario, mientras más caso y mejor te tratase esa persona más debería gustarte y no al revés.
Este tipo de relaciones pueden llegar a ser tóxicas y a herir los sentimientos de la persona que esta sufriendo esta psicología inversa, puesto que todos merecemos a alguien que nos quiera y nos respete y mientras más y mejor nos lo demuestre, mayores deberían ser nuestros sentimientos y no al revés.
Puede que la psicología inversa ayude al interlocutor a cambiar las acciones o actitudes del receptor, pero también es posible que la persona a la que se le está pidiendo que modifique esta conducta con acciones contrarias tome conciencia de que está siendo manipulada. Entonces deberá resolver la situación cogiendo las riendas de la misma y tomando la decisión que más adecuada crea, sin dejarse influenciar por la psicología inversa que pueda estar sufriendo y siendo el dueño de sus actos. Este tipo de situaciones son muy atractivas para la ficción, porque, como comentábamos, el receptor de la novela, serie o película, se identifica con el emisor en su juego de persuasión, se convierte en su cómplice en el juego y la peripecia intelectual y juntos consiguen cambiar la actitud del receptor, haciendo que haga o diga lo contrario de lo que quería, en su propio beneficio.