La terapia narrativa es un estilo de terapia que ayuda a las personas a convertirse, y a aceptar ser, en expertas de sus propias vidas. En la terapia narrativa, hay un énfasis en las historias que desarrollamos y llevamos con nosotros a lo largo de nuestras vidas. A medida que experimentamos eventos e interacciones, damos sentido a esas experiencias y ellas, a su vez, influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos y a nuestro mundo. Podemos llevar múltiples historias a la vez, como aquellas relacionadas con nuestra autoestima, nuestras habilidades, nuestras relaciones y nuestro trabajo, por ejemplo.
Esta terapia se desarrolla con tres componente principales : respeto, sin culpas y el cliente es el experto de su vida (y no el psicólogo).
Qué se debe tener en cuenta
El enfoque de la terapia narrativa se basa en las historias que desarrollamos dentro de nosotros mismos y llevamos a través de nuestras vidas. Se otorga sentido a las experiencias personales y estos significados que se encuentran, o que otros han otorgado, influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Las historias influyen en los pensamientos y, a su vez, en la toma de decisiones y comportamientos.
Tiene algunos principios básicos que se deben tener en consideración:
-La realidad se construye socialmente. La experiencia con otros se convierten en la realidad conocida.
-La realidad está influenciada por el lenguaje.
-Tener una narrativa ayuda a mantener y organizar la realidad.
-No hay una realidad objetiva, pueden haber diferentes realidades para una misma experiencia. Lo que es cierto para ti no tiene por qué serlo para otra persona.
En la terapia narrativa se crean historias a lo largo de la vida como una forma de dar sentido a las experiencias y poder llevar muchas historias con uno mismo al mismo tiempo. Aunque algunas historias pueden ser positivas y otras negativas, todas las historias impactan en la vida en el pasado, el presente y el futuro.
Las historias interrelacionan cuatro elementos: experiencias, secuencias, tiempo y trama. También hay factores que pueden contribuir al desarrollo de las historias e influyen en la forma ne que se interpretan las experiencias o interacciones, así como los significados. Algunos de estos factores son: la edad, el estatus socioeconómico, la educación, el género, la etnia, la identidad sexual, las creencias y valores, etc.
Las creencias en torno a estas cosas configuran la forma en que podríamos vernos a nosotros mismos y lo que nos decimos sobre una experiencia o interacción.
La importancia de la historia dominante
Aunque se puedan llevar varias historias al mismo tiempo, generalmente hay una historia que es más dominante que las otras. Cuando la historia dominante se interpone en el camino de de las personas viviendo la mejor vida o parece sabotear los esfuerzos de crecimiento y cambio, se vuelve problemática. Muchas veces, cuando las personas llegan a la consulta del terapeuta, se enfrentan a una historia dominante problemática que les causa dolor emocional.
Un terapeuta narrativo trabaja con los clientes para explorar las historias que transmiten sobre ellos mismos, sus vidas y sus relaciones. Cuando una historia dominante es problemática, emergerá en las interacciones con los demás, en la toma de decisiones y en los patrones de comportamiento.
Una historia dominante problemática que es habitual es cuando comienza un juicio que otros pusieron, por ejemplo en la infancia. Si tu padre te llama 'vago' podrías comenzar a pensar que realmente eras así y tú mismo te tejiste esa etiqueta en tu historia a medida que avanzabas en tus experiencias. El rasgo de ser vago continúa creciendo y se convierte en parte de una historia dominante para ti, influyendo en cómo te ves a ti mismo y cómo te comportas con los demás en el futuro. Esto se convierte en un problema por circunstancias externas que influyen en tu toma decisiones y en tu comportamiento, pensando que tú eres el problema principal.