A todos, ya sea en el colegio o en el instituto, nos explican la importancia de los primeros auxilios cuando hay un accidente o algún tipo de trauma de por medio. Nos enseñan cómo debemos tratar las diferentes heridas, qué hacer si algún compañero o amigo se está asfixiando, cuál es la mejor forma de responder a cualquier tipo de factor accidental que podamos encontrarnos... Y eso es una estupenda idea, porque así podemos estar preparados si alguien requiere que le hagamos los primeros auxilios algún momento. Pero, ¿sabes qué también existen los primeros auxilios dentro de la psicología? En este caso, no es necesario que el que los dé sea siempre un psicólogo, aunque es quien mejor sabrá darlos; nosotros, como personas que no son profesionales de la psicología, lo único que podemos hacer realmente es conocer lo máximo posible sobre ellos y saber cuándo son necesarios.
Se conoce como primeros auxilios dentro de la psicología a la intervención que deben hacer los psicólogos en un momento de crisis puntual. La idea es que el psicólogo o la psicóloga ayude a la persona que ha sufrido el trauma a afrontarlo de la mejor forma posible; que le enseñe cómo debe manejar sus sentimientos, cómo sobrellevar la situación y cómo salir de ella. Es muy importante que el equilibrio emocional se restablezca lo antes posible después de un trauma, y precisamente esto es lo que se intenta hacer mediante la psicología.
Estamos hablando de situaciones complicadas, en las que la víctima bien puede haber perdido a una persona cercana, o haber sufrido un shock tan grande que no esté seguro de si podrá sobrellevarlo en algún momento. Que sea capaz de controlar su dolor, y enfocar sus sentimientos en algo positivo, es fundamental para su recuperación tanto física como psicológicamente.
¿Y en qué consisten?
Igual que sabemos cómo aplicar los primeros auxilios, sería importante saber cómo aplicar estos primeros auxilios psicológicos. De nuevo, no todo el mundo es capaz de llevarlos a cabo, pero es importante saber identificar el trauma y pedir ayuda siempre que esta sea necesaria. Porque como individuo puedes ayudar considerablemente, y conseguir que la víctima obtenga luego una atención psicológica especializada.
El principal objetivo de los primeros auxilios psicológicos es que la persona que está pasando por lo que se llama Trastorno de Estrés Agudo y evite desarrollar un Trastorno de Estrés Postraumático. Lo que se hace es que, siempre en un momento en que la persona se encuentre receptiva, la ayudemos a sentirse más segura en ese momento de crisis. Nos aseguraremos de atender todas sus necesidades, sobre todo en cuestión de información, y ayudarla a gestionar cualquier asunto que en ese momento le cause preocupación, aunque pensemos que pueden esperar.
Lo primero que se debe hacer es valorar si estos primeros auxilios son necesarios, observando a la víctima y manteniéndose alerta. Si la persona en cuestión no te conoce, o no sabe quién eres, debes presentarte para que sepa que puede confiar en ti; siempre con respeto, pero con confianza. Para que se cree un vínculo entre vosotros es necesario que la persona se sienta cómoda, actuando siempre con toda la calma y solidaridad posible. Procura apartarla hacia un lugar tranquilo, lejos del ajetreo y bullicio de otras personas que puedan estar sufriendo (propio de casos de accidentes donde hay varias personas involucradas). Por ejemplo, si ves que necesita agua puedes dársela, o puedes sencillamente ofrecerle apoyo y preguntarle qué necesita. Una vez que hayas conseguido crear este vínculo, pregúntale y escucha. Sobre todo escucha lo que tenga que contarte, sin forzar nada, porque sino de poco habría servido lo que has avanzado anteriormente.
A continuación, puedes pasar a tranquilizar a la persona de la mejor forma posible. Intenta ser siempre realista: si su pareja acaba de morir, no le digas que todo estará bien, porque no es cierto. Tendrá que pasar momentos muy duros, superar el duelo, y jamás recuperará a esa persona. Pero puedes decirle que lo sientes, y que seguramente sean lo suficientemente fuertes como para sobrellevar el trauma. Tras esto, puedes pasar a alentarle y darle fuerzas, además de a entrar en contacto con más personas que puedan ayudarle.
Debes saber que no siempre es fácil, que no todas las personas son igual de asequibles, y que el hecho de que una persona que acabe de sufrir un trauma quiera hablar no implica que todas vayan a querer hacerlo. Por eso es necesario contar con un especialista que sea capaz de desgranar toda la información.