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FEAR OF MISSING OUT

Redes sociales y síndrome de FOMO: cuando crees que la vida de los demás es mejor

Redes sociales y síndrome de FOMO: cuando crees que la vida de los demás es mejor
Sara Menéndez
Última actualización: 31 Mayo 2018
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El síndrome de FOMO (Fear Of Missing Out) es la sensación de que te estás perdiendo eventos interesantes cuando ves las redes sociales.

Una de las principales consecuencias de la interacción a través de redes sociales, y la más conocida, es esa sensación de que todo el mundo tiene una vida más interesante que la nuestra. ¿Quién no se ha sentido así en mayor o menor medida? Pues ahora, esa sensación tiene nombre, y se llama el síndrome de FOMO, el acrónimo de Fear Of Missing Out, que en español sería algo así como el "síndrome de estar perdiéndose algo". Aunque tenga nombre, no es una enfermedad, ni un trastorno, ni ningún psicólogo va a poner ese nombre en vuestro historial. Es, simplemente, una conducta que se desencadena ante un estímulo, que mucha gente tiene en común, y que nos genera bastante malestar. Es más, puede tener consecuencias emocionales graves.

Está claro en qué consiste el síndrome de FOMO: imagínate el maravilloso plan de sábado por la noche encargar una pizza o sushi para cenar, poner tu serie favorita en la televisión y beber una cerveza, todo en compañía de tu pareja, a la que apenas has visto por semana y te encanta compartir este momento contigo. ¿Qué podría enturbiar esto? Mirar los stories de Instagram y ver que tanto tu mejor amigo o amiga como unos compañeros del trabajo están en el concierto ese al que te dio pereza ir. Qué bien se lo pasan, y qué persona más aburrida eres tú, ¿verdad? O quizá te ocurra un martes, que estás yendo a trabajar a tu amada oficina en Madrid, pero ves que una ex compañera de universidad está en Londres empezando su nuevo empleo en una multinacional. ¿Es que has tirado tu vida a la basura o qué pasa? Tienes la sensación de que te estás perdiendo algo.

En redes sociales tendemos a compartir nuestra mejor caraEn redes sociales tendemos a compartir nuestra mejor cara

No es algo nuevo

El síndrome de FOMO se ha instaurado en nuestras vidas de una manera mucho más cotidiana con la llegada de las redes sociales. Sin embargo, alguna vez lo has sentido en el pasado, de una manera incluso mucho más vívida: ¿recuerdas cuando a ti no te dejaron acudir a aquel concierto que sí fueron todos tus amigos, pero era muy lejos de tu casa? ¿O cuando todo el mundo empezaba a ir a la discoteca pero no te dejaban aún salir? ¿O cuando llegabas a casa una hora antes que tus amigos, y pensabas que todo lo mejor ocurría en ese rato cuando tú no estabas? En la adolescencia mucha gente que no tenía móviles ni redes sociales sentía el FOMO, por eso esas peleas tan dramáticas con los padres y madres para que te dejaran ir a todos los sitios. Es que si no ibas, te perderías un momento único.

Ahora imaginemos que, además de quedarnos en casa con sensación de vacío, de estar marginados y de impotencia, pudiéramos ver en el Instagram o el Twitter el evento que nos estábamos perdiendo. Pues esa sensación la tienen muchos adolescentes.

Pero el síndrome de FOMO no se limita a "estar en casa mientras ocurre tal cosa", sino que es en general. ¿Que alguien está enseñando el modelito con el que va a una boda? Te lamentas porque o no vas a bodas, o nunca te puedes permitir un vestido tan guapo. ¿Que alguien está cenando en un restaurante? Te lamentas porque tú vas al McDonals. ¿Que alguien está de vacaciones en Tailandia? Quizá no quieras ir a Tailandia, pero te lamentas porque piensas que todo el mundo está aprovechando su juventud menos tú. Da igual el ejemplo que pongamos, el problema está en nuestra comparación constante.

¿Por qué se da el síndrome de FOMO?

Las personas tenemos la tendencia a compararnos entre nosotras, pero no es algo tampoco natural, sino la forma en que hemos aprendido a relacionarnos. Máxime en las últimas décadas, cuando los hábitos de consumo se han incrementado, y hoy en día nuestra identidad gira en torno más a lo que consumimos, desde la ropa, hasta las películas y series, pasando por las experiencias (viajes, comida, deporte...).

Lo que ocurre también es que en las redes sociales tendemos a mostrar siempre nuestra "mejor" imagen, es decir, enseñar las cosas de las que estamos más orgullosos, o las más dignas de enseñar: no vamos a enseñar un plato de lentejas, porque eso no impresiona a nadie, enseñamos ese plato de restaurante, tan bonito y apetitoso, por el que hemos pagado tanto que como para no inmortalizarlo. Nuestro conjunto tan chulo, lo guapos que nos sentimos hoy, lo mucho que queremos a nuestra pareja, los logros propios y de nuestros familiares, etc.

El síndrome de FOMO puede afectar mucho a nuestra autoestimaEl síndrome de FOMO puede afectar mucho a nuestra autoestima

Sin embargo, eso distorsiona la imagen que los demás se crean de nosotros, y al revés igual. Si todo lo que se enseña es bueno, bonito y exitoso, pensamos que esa vida es de ensueño, pero no vemos las cosas que en ocasiones se pueden estar fingiendo (estamos todos haciendo una foto de familia, pero quizá nos llevemos mal) o que son más íntimas (puede que esa persona esté enseñando lo bien que se lo pasa con los amigos en una fiesta, pero hace dos semanas apenas se podía levantar de la cama por la tristeza de haber cortado con su pareja).

Parece una cuestión bastante nimia, al fin y al cabo casi todo el mundo ha sentido que "se perdía algo" en algún momento. Sin embargo, puede derivar en problemas de autoestima y trastornos como ansiedad y depresión. Es más común entre adultos jóvenes, y también en adolescentes.

La solución para el síndrome de FOMO

Podríamos pensar que la solución es fácil: borra tu redes sociales. Sin embargo, y en opinión de otros psicólogos, esto no haría más que ser una medida de evitación del problema. Esta se propone para muchos de los problemas que se deriva de la interacción con redes sociales (acoso, linchamientos masivos y públicos, vigilar la vida de otra persona, envidias, o el propio FOMO), sin embargo, la verdadera solución consiste en aprender a utilizar las redes sociales de manera sana. Si existe una nueva vía de comunicación, como son las redes sociales, que tienen sus puntos fuertes y débiles, ¿por qué tenemos que renunciar a ellas?

Es una cuestión de aprender y educarnos en esta nueva vía de comunicación. Por eso, cuando sintamos el síndrome de FOMO, podemos pararnos a reflexionar: pensar que debemos alegrarnos si esa persona está pasando un momento agradable; recordarnos que todas las personas tenemos vidas normales (¡incluso las famosas!), con sus mases y sus menos; reflexionar sobre qué podrían pensar de nosotros las demás personas cuando subimos una publicación similar; aprender a aceptarnos, la autoestima juega un papel muy importante en el desarrollo del síndrome de FOMO; también fijarnos en las publicaciones más cotidianas de las personas a las que seguimos, para ayudarnos a volver a la realidad.

Por otro lado, hay celebridades, influencers, youtubers, etc., que intentan crear contenidos en redes sociales donde veamos la cara más normal y cotidiana de sus vidas, lo que llaman "sus dramas", para contrarrestar otros que puedan minar la autoestima de los seguidores: "yo no me levanto maquillada" decía la youtuber PercebesyGrelos, en alusión a otras influencers.

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