Hay personas que lo saben aunque no quieren admitirlo... pero procrastinan su tiempo. De hecho, aproximadamente el 50% de las personas se consideran moderadas en lo que se refiere a postergar. Alrededor del 20% de las personas se ven a sí mismas como procastrinadoras crónicas, lo que significa que postergan en muchas áreas diferentes de sus vidas: trabajo, relaciones, economía, salud... lo que sea. ¿Te suena?
La dilación podría ser un problema de gestión del tiempo, pero a menudo se trata de evitar ciertas emociones. Podrías postergar si la tarea en cuestión parece aburrida o inútil... pero si te pareciese motivadora quizá la cosa cambiaba. También puede ser que tengas tanto miedo de no hacer un buen trabajo que te sientas tan paralizado que ni siquiera puedes empezar...
1. Si no lo haces, también te afecta
La mayoría de los procrastinadores se centran en los beneficios a corto plazo en lugar de los beneficios a largo plazo. Por ejemplo, se quedan pensando: "Va a ser difícil, no sé cómo hacerlo, va a ser incómodo", en lugar de solo hacerlo. Aquí está la parte graciosa: "A pesar de que estás demorando y tratas de evitar cualquier experiencia desagradable que crees que vas a tener, al evitarla todavía tienes esa tarea pendiente, así que todavía tienes un impacto negativo en ti, incluso si no lo está haciendo.
La postergación no es un diagnóstico psiquiátrico, pero puede conducir a niveles de estrés, problemas de salud y un rendimiento deficiente en la escuela y el trabajo. Puede afectarte emocionalmente, físicamente, en lo que respecta a las relaciones y, obviamente, en el trabajo. La buena noticia es que es posible superar sus hábitos de procrastinador. Todo los que se aprende se puede desaprender. Si quieres dejar de ser un procrastinador, ha llegado el momento de hacer el cambio.
2. Perdónate
¿Por qué deberías perdonarte si no has hecho nada malo? Sí, debes perdonarte por la dilación del tiempo que has hecho en el pasado. Pero hoy todo cambia. No tienes que pensar más que no puedes hacer las cosas porque eres una persona perezosa. Si te etiquetas como perezoso solo te convertirás en una persona más propensa a postergar... Pero puedes seguir adelante.
Pero, ¿cómo te puedes perdonar? Piensa en lo que hiciste en el pasado y pregunta si podrías mejorar la próxima vez. En lugar de centrarte en la culpa y la vergüenza que sientes, libera tu mente para centrarte en resolver problemas y hacer más cosas.
3. Piensa por qué te demoras (de verdad)
Tienes que preguntarte por qué estas postergando y ser sincero contigo mismo... ¿es miedo al fracaso? ¿Miedo al éxito? ¿Crees que no serás capaz de lograrlo? Tienes que averiguar la raíz del problema y tomar medidas para hacerlo lo mejor posible o pedir ayuda si lo necesitas. Quizá si comprender mejor qué ocurre podrás hacer mejor las cosas sin necesidad de la dilación del tiempo.
4. La regla de los dos minutos
Esta regla te cambiará la vida. Así es como funciona: si una tarea te ocupará menos de dos minutos, hazlo inmediatamente. Completar tareas simples de inmediato te mantiene en un camino productivo y también puede ayudarte a evitar sentirse atrapado por tu lista de tareas pendientes
5. Replantea las tareas
Ser o no ser productivo depende de dos cosas: si eres capaz de completar la tarea y si crees que la tarea vale la pena. Prepárate para el éxito centrándote en las razones por las que estás haciendo la tarea en primer lugar, en lugar de repetir todas las posibles desventajas en tu cabeza. En el trabajo, por ejemplo, eso podría significar ver un proyecto complejo como algo que puede ayudarte a desarrollar un buen conjunto de habilidades o a ganar un extra de dinero a final de mes.
¡Organiza tu vida y la dilación del tiempo será cosa del pasado!