En esta sociedad hay muchas personas que sufren el efecto Dunning-Kurger, pero que ni siquiera lo saben. Suelen ser personas que hablar sobre un tema pero que realmente no saben lo que están diciendo o que piensan que tienen razón en algo, cuando en realidad no la tienen.
¿A quién suele afectar? A todos alguna vez. No importa lo informados que estés en un tema o lo experimentado que estés, todos tenemos tras en las que no estamos informados o incluso en los que se tenga cierta incompetencia. Puede que seas inteligente y hábil en muchas áreas, pero nadie es un experto en todo.
Es necesario destacare que el efecto Dunning-Kruger no es sinónimo de tener un bajo coeficiente intelectual. Es demasiado fácil juzgar a los demás y creer que nunca te pasaría a ti. La realidad es que todos somos susceptibles a este fenómeno, y de hecho, la mayoría de nosotros probablemente lo experimentamos con sorprendente regularidad.
Las personas que son expertos genuinos en un área pueden creer erróneamente que su inteligencia y conocimiento se trasladan a otras áreas en las que están menos familiarizados. Un científico brillante, por ejemplo, podría ser un escritor muy deficiente. Para que el científico reconozca su propia falta de habilidad, debe poseer un buen conocimiento práctico de cosas como la gramática y la composición. Debido a que faltan, el científico en este ejemplo también carece de la capacidad de reconocer su propio desempeño deficiente.
Entonces, si los incompetentes tienden a pensar que son expertos, ¿qué piensan los expertos genuinos de sus propias habilidades? Dunning y Kruger, los "padres" de este efecto, descubrieron que aquellos en el extremo superior del espectro de competencias tenían puntos de vista más realistas de sus propios conocimientos y capacidades. Sin embargo, tienden a pensar que sus habilidades son menos hábiles en relación con otros.
Esencialmente, estas personas con más conocimientos saben que son mejores que en otros en un área en concreto, pero no están convencidas de cuán superior es su rendimiento en comparación con los demás. El problema en este caso no es que los expertos no sepan cuán bien informados están; es que tienden a creer que todos los demás también están bien informados.
Cómo superar el efecto Dunning-Kruger
Si bien todos somos propensos a experimentar el efecto Dunning-Kruger, aprender más sobre cómo funciona la mente y los errores a los que todos somos susceptibles podría ser un paso hacia la corrección de tales patrones.
Cuando las personas aprenden más sobre temas de interés comienzan a reconocer su propia falta de conocimiento y capacidad. Después, a medida que las personas tienen más información se convierten en expertos de un tema, y sus niveles de confianza mejoran. Pero, ¿cómo se puede tener una evaluación más realista de las propias habilidades en un área en particular si no estás seguro de poder confiar en tus propias autoevaluaciones?
- Sigue aprendiendo y practica. En lugar de suponer que sabes todo lo que hay que saber sobre un tema, sigue profundizando. Siempre se puede seguir aprendiendo, ¡nunca se sabe todo de todo!
- Pregunta a otras personas. Pregunta a los demás y pide críticas constructivas. La percepción de los demás te pueden hacer reflexionar sobre tus propias habilidades.
- Cuestiona lo que sabes. Incluso aunque aprendas mucho sobre un tema, cuestiona todo lo que vayas aprendiendo. Desafía a tus creencias y tus expectativas, busca información para poder hacer esto.
El efecto Dunning-Kruger es uno de los muchos sesgos cognitivos que pueden afectar sus comportamientos y decisiones, desde lo mundano hasta decisiones que pueden cambiar tu vida. Si bien puede ser más fácil reconocer el fenómeno en otros, es importante recordar que es algo que afecta a todos. Al comprender las causas subyacentes que contribuyen a este sesgo psicológico, es posible que puedas detectar estas tendencias en ti mismo y encontrar maneras de superarlas.