Hay veces que solo se quiere encontrar el equilibrio en la vida, intentar que la balanza esté bien equilibrada sin sentir que hay un peso que va cayendo hacia un extremo de forma que ponga en peligro la estabilidad de la balanza. Del mismo modo que calculas el dinero en tu presupuesto, es importante calcular en qué gastas tu tiempo. Aunque parezca algo obvio muchas personas aun no saben decir que "no" a las demandas de otros que hacen que su tiempo quede descompensado.
Si no encuentras el equilibrio en tu tiempo y te organizas bien, es posible que tu vida se desequilibre causándote estrés innecesario. Si te sientes que tu vida no está en equilibrio y que no eres capaz de organizar bien tu tiempo es necesario que sigas los siguientes consejos para que así, sientas de nuevo que tienes el control sobre tu vida.
Despeja tu vida
Igual que tus estancias tienen que estar despejadas de desorden, tu vida debe estar igual: despejada. De hecho, puedes utilizar el mismo proceso. Primero, elimina de tu mente todo el desorden de tu vida y después ordena tu agenda. Imagina tu agenda vacía y anota en ella solo las cosas que sean importantes para tu vida: trabajo, descanso y familia.
Después apunta en tu agenda las cosas por orden de importancia y añade las cosas que consideres importantes en tu vida diaria, como el tiempo que quieres dedicar al ejercicio. Deja de lado todas las cosas que te agotan y te estresan o las obligaciones que prefieres no cumplir.
Este ejercicio para despejar tu vida te ayudará a saber qué cosas son lo que realmente importan y cuáles son secundarias. Las tareas que se pueden simplificar o que pueden esperar, o las personas que te roban energía y que te agotan emocionalmente, no son prioridades en tu agenda.
Recuerda las compensaciones
Si ya tienes la agenda llena tendrás que valorar si merece la pena incluir más cosas por hacer o no. Debes decidir a qué decir que sí o qué negarte. Sis dices que sí a una demanda externa, será necesario que te quede tiempo para ti como para hacer ejercicio o pasar tiempo en familia, que es aún más importante. Si a lo que has dicho que sí, te resta tiempo del que realmente importa en tu vida entonces deberás valorar si realmente merece la pena.
Tal vez valga la pena, tal vez no, o tal vez prefieras eliminar algo más en su agenda. Sin embargo, considerar cada nuevo compromiso como algo más a lo que hay que renunciar (incluso algo hipotético) puede facilitar la búsqueda del equilibrio.
Delega responsabilidades
No todo tiene que recaer en ti. Si puedes delegar en otras personas algunas responsabilidades, simplemente hazlo. Otras personas en tu trabajo pueden ayudarte en algún proyecto y en casa, tanto tu pareja como tus hijos pueden colaborar en las tareas domésticas, ¡además es su deber hacerlo!
Incluso si lo ves necesario, puedes valorar la opción de contratar ayuda en casa (canguros, jardineros, personal de limpieza), y esto también cuenta como delegar. Si tienes dinero para pagarles y no altera demasiado tu presupuesto familiar, es algo útil y merece la pena. Si en algún momento sientes que tu vida está desequilibrada porque haces demasiado, mira a tu alrededor, piensa en tus responsabilidades y piensa cómo puedes obtener la ayuda que necesitas.
Vive el presente teniendo un pie en el futuro
Es importante vivir el presente, pero sin perder de vista el futuro. Planifica tus actividades diarias con objetivos que quieras alcanzar. Disfruta del hoy pero sabiendo a dónde quieres llegar o dónde quieres estar mañana. Este pensamiento general no debe agobiarte, pero sí debe ayudarte a mantener el equilibrio y la perspectiva en tu vida y en la de tu familia.
Por ejemplo, al elegir si hacer ejercicio o ver la televisión, pensar en los beneficios a largo plazo de cada uno hace que sea mucho más fácil saltarse un programa algo entretenido en favor del movimiento físico. Ambas actividades pueden aliviar el estrés, pero una contribuye a un plan general para mejorar la salud, mientras que la otra no lo hace. Piensa en cómo deben ser tus decisiones para encontrar un mejor equilibrio en tu vida.