Cuando viajas tu vida cambia y tu mente también. Si sales fuera de la zona de confort de tu hogar, no tendrás más remedio que interactuar con otras personas. Viajar ya es revelador y enriquecedor para cualquier persona pero por si fuese poco, también te dará las habilidades necesarias para ser una persona de éxito.
La comunicación y las habilidades interpersonales son atributos que se pueden aprender y perfeccionar. Estas habilidades son aplicables en la vida cotidiana y se pueden traducir en entornos profesionales.
1. Nunca volverás a ver el mundo igual
Cuando una persona viaja abre la mente a nuevas culturas y nuevas formas de ver el mundo. Una persona se da cuenta de lo diferentes que somos unos de otros y de la importancia de respetar esas diferencias para poder vivir en armonía.
Las personas no viven de la misma forma que tú, las diferentes culturas albergan filosofías y prioridades diferentes. Todas respetables y llenas de cultura importante de conocer para poder entender mejor nuestro mundo social.
2. Podrás disfrutar más gracias a la paciencia
Cuando viajas se aprende a tener más paciencia y esto es una gran virtud. Cuando se viaja no hay más remedio que ser paciente. La impaciencia de quererlo todo ya no tiene cabida y menos si el destino al que te diriges está lejos de tu residencia. Para poder disfrutar de tu destino tendrás que esperar a llegar a él. Eso sí, una vez que llegas podrás darte cuenta como esa paciencia tiene su merecida recompensa.
3. Aprenderás a manejarte en situaciones imprevistas
No siempre sale las cosas como se planean, es más, en muchas ocasiones pueden salir incluso mal. Cuando viajas, estarás vulnerable a todos estos contratiempo y tendrás que lidiar con situaciones que no son cómo esperabas.
Al principio puedes sentirte algo desbocado e incluso, puedes sentir que no tienes más ganas de continuar con tu viaje. Pero si eres residente te darás cuenta cómo lo mejor está por llegar. Los contratiempos suceden y es normal, pero el secreto reside en cómo manejar estos contratiempos para que no sean tan malos.
Cuando las cosas no funcionan cómo esperabas, deberás ser paciente y adaptarte a las situaciones. Tendrás que ser capaz de recordar y tener estrategias para aceptar las situaciones y buscar las mejores soluciones.
No es la situación, es tu reacción ante ella. Cuando viajas tendrás más paciencia y te adaptarás a las situaciones más estresantes, y esto hará que te conviertas en una persona menos escéptica y más amable contigo mismo y con los demás. Los conflictos aparecerán solo que tú eliges cómo quieres hacerle frente, esto es lo que determinará el resultado.
4. Sabrás nuevas formas de comunicación
Cuando todo es nuevo y desconocido puedes sentir miedo, sobre todo cuando viajas al extranjero y lo haces solo. Es un choque cultural y más cuando no entiendes del todo el idioma del país destino de tu viaje. Esto puede dificultar la comunicación.
No tendrás una comunicación fluida, pero tendrás que sacar toda tu creatividad para aprender frases clave de ese idioma y poder comunicarte correctamente cuando necesites algo. Las personas apreciarán tu esfuerzo por comunicarte aunque lo hagas mal.
La comunicación no verbal se convertirá en tu salvación. Desarrollarás la capacidad de transmitir el significado sin palabras. Sin darte cuenta, puedes comenzar a reflejar el comportamiento de quienes te rodean para establecer una base de terreno común.
Lo mejor de todo esto, es que sin darte cuenta comenzarás a evolucionar para ser mejor persona, por dentro y por fuera. Comenzarás a tener empatía por las personas, a entender las demás culturas, a ser más paciente, a saber resolver los conflictos en tu vida diaria... y todo esto, gracias a los viajes que haces por el mundo. ¿Ya sabes cuál es tu próximo destino para tus vacaciones?